La mayoría de los suelos negros, terrenos básicos para el suministro mundial de alimentos, ya han perdido al menos la mitad de sus reservas de carbono orgánico y sufren procesos de erosión de moderados a graves, así como desequilibrios de nutrientes, acidificación y pérdida de biodiversidad.
En la actual crisis alimentaria y de fertilizantes, los pequeños agricultores, en particular de países vulnerables de África, América Latina y Asia, carecen de acceso a fertilizantes orgánicos e inorgánicos y se enfrentan actualmente a un aumento del 300% en los precios de los fertilizantes.
Estas crisis ponen de relieve el papel crucial de la gestión sostenible y la restauración de los recursos más preciados para salvaguardar la salud de los suelos y su fertilidad.