La pasada COP26, celebrada en Glasgow, Escocia, buscaba establecer acuerdos que definieran los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero, y así hacerle frente al deterioro climático. Con propuestas poco tajantes y casi nulos planes de acción.
Según el último Informe sobre Cambio Climático, publicado del IPCC, es necesario mantener el límite de aumento de temperatura a 1.5° C para evitar la pérdida irreversible de biodiversidad. Sin emabrgo, la poca cooperación de los países que más contaminan y las promesas sin planes de acción mantienen a la deriva la cuestión climática global.
Los países que más contribuyen a la crisis climática, a través de la deslocalización de la producción y la exportación de petróleo, son precisamente los que se niegan a comprometerse a bajar sus emisiones y a pagar por daños; lo que deja a los países afectados por el cambio climático en una posición aún más vulnerable y sin la posibilidad de mitigar sus efectos.