Hace casi un año, Naciones Unidas estableció los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un ambicioso proyecto para los gobiernos y financieros para utilizar su poder político y recursos para acabar con la pobreza, el hambre y las enfermedades. Pero todo el proyecto de desarrollo sostenible, está en peligro. En todo el mundo, los grupos y activistas que trabajan para mejorar las propuestas de desarrollo, o hablar acerca de los problemas con los proyectos de infraestructura o energía, se encuentran cada vez más amenazados, intimidados, e incluso atacados por los gobiernos, los inversionistas, las fuerzas de seguridad privadas, y otros que quieren evitar el escrutinio.
A pesar de que los homicidios de activistas llegan a su máximo, los gobiernos de todo el mundo están promulgando leyes que hacen que sea más difícil para los grupos de la sociedad civil operar o para expresar sus preocupaciones. Según las investigaciones de CIVICUS, en 2015 se registraron graves violaciones de las libertades de expresión en 109 países.
La sociedad civil es un actor esencial en el desarrollo sostenible. Cuando los derechos de las personas están restringidos - ya sea por un ambiente de miedo o intimidación, o por leyes para cortar la financiación de grupos independientes - no se tiene posibilidad de diseñar programas de desarrollo que realmente satisfagan las necesidades de las comunidades pobres. En este entorno, se cierran rápidamente los espacios de participación, es fundamental que los bancos de desarrollo y sus países miembros defiendan este entorno.
Más de 150 organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo han entregado una declaración a las más prominentes instituciones financieras internacionales, pidiéndoles un ambiente para la participación pública y de las personas en la elaboración de sus propios planes de desarrollo y de sus gobiernos, donantes, empresas y otros actores responsables
Muchos bancos de desarrollo han dado pasos importantes en los últimos años para mejorar la participación y la rendición de cuentas. La aprobación por la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial de la exigencia de obtener el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas cuando los proyectos de desarrollo se llevan a cabo en sus tierras es un ejemplo. El desarrollo sostenible requiere que los bancos de desarrollo trabajen activamente para promover un entorno propicio para la participación de la comunidad en sus actividades. Sin esto, los objetivos de desarrollo sostenible seguirán siendo meras aspiraciones.