La decisión de India de prohibir barcos de investigación chinos en la zona económica exclusiva de Sri Lanka ha sido interpretada como una victoria estratégica para el país y el océano Índico. Este evento pone de manifiesto las complejidades que enfrentan estados más pequeños al maniobrar entre potencias más grandes y resalta la limitada capacidad de China para direccionar sus inversiones en países en desarrollo hacia sus ambiciones militares.
Sri Lanka anunció que, a petición de India, no permitiría la entrada de barcos de investigación chinos a sus puertos en la zona económica exclusiva por un período de un año. Este movimiento afecta al barco de investigación chino Xiang Yang Hong 3, que tenía previsto llevar a cabo exploraciones en aguas profundas en el sur del océano Índico.
Tanto India como Estados Unidos han expresado su descontento por la presencia creciente de barcos chinos en la región, y la moratoria de un año se interpreta como un logro significativo para India. Sin embargo, la duración limitada sugiere que la preocupación por la presencia china en el océano Índico persistirá.
Este episodio también sirve como una lección para los estados del sudeste asiático, que se encuentran en medio de la rivalidad entre las dos potencias mundiales. Muestra los desafíos que enfrentan al equilibrar relaciones con actores más grandes.
La situación económica de Sri Lanka, con una crisis en 2022 y una declaración de bancarrota, destaca la importancia de la ayuda económica de India, que también es el mayor socio comercial del país. La presión para extender la moratoria puede estar relacionada con consideraciones económicas y estratégicas.