El nuevo ALCAP y la banca china
Oscar Ugarteche[1], Ulises Noyola Rodríguez[2]
El ascenso de China en Latinoamérica es incuestionable. América Latina posee dos dinámicas comerciales: por un lado, la Cuenca del Caribe, centrada en Estados Unidos y, por otro lado Suramérica, vinculada más hacia China. Unos crecen poco, los otros crecen más rápido. China se perfila como el segundo socio comercial de Latinoamérica para el año 2015, desplazando así a la Unión Europea al tercer lugar y cada vez más cerca de Estados Unidos.
La fragilidad de la recuperación económica de las economías líderes a partir del 2009, empujó a China a buscar nuevos socios comerciales y reforzar acuerdos de integración productiva en el área Asia-Pacífico para dinamizar su comercio exterior, acorde con el XII Plan Quinquenal 2011-2015. Dentro de este esquema, su política exterior consiste en reforzar las relaciones de cooperación en el comercio, las finanzas y el desarrollo con la posibilidad de avanzar hacia la integración comercial con base en las complementariedades con Latinoamérica.[3]
Por otro lado, China afianza su rol estratégico en la región apoyándose en el China Development Bank y el Export-Import Bank of China que actúan de dos maneras: 1) otorgan préstamos a largo plazo para la compra de equipo e infraestructura de origen chino; 2) prestamos pagaderos en commodities -principalmente hidrocarburos-. La mayor parte de sus préstamos entre 2005 y 2013 han sido otorgados a los gobiernos de Venezuela (50.6%), Argentina (14.1%), Brasil (13.3%) y Ecuador (10%), que cuentan con abundantes yacimientos de hidrocarburos. El volumen crediticio del período fue de 98,000 millones de dólares frente a los 163 mil millones de dólares otorgados por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo juntos en la región.[4]
Las relaciones de China con MERCOSUR tomaron un mayor impulso este año con la renovación de la línea de swap (permuta de divisas) a Argentina por 70,000 millones de yuanes (11,000 millones de dólares) para fortalecer sus reservas internacionales, lo que constituye un segundo paso a favor de la internacionalización del renminbi en Latinoamérica. Argentina se convierte así en el segundo país latinoamericano en mantener una línea swap con China tras Brasil, que tiene una por 190,000 millones de yuanes (31,000 millones de dólares) desde el 2013. China tiene además una estrategia con los de la Alianza del Pacífico al establecer oficinas del China Construction Bank en Chile y del Industrial and Commercial Bank of China en México y el Perú a finales de 2014.
La reciente cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), realizada en noviembre del 2014, culminó con la creación del Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico ALCAP (FTAAP, por sus siglas en inglés), que le arrebató a Estados Unidos la iniciativa del libre comercio en la cuenca pacífica. El FTAAP está conformada por todos los países del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), más los estados no incluidos en el TPP de la cuenca del Pacifico, básicamente China. La pelea hegemónica del Pacifico la viene ganando China con esta iniciativa y los bancos establecidos en los países que eran bastiones de Washington con la Alianza del Pacífico.
El ALCAP consolida la importancia que tiene América latina para China y la importancia que le dan a los miembros de la Alianza del Pacifico ya que la inversión extranjera china en la región en su conjunto se anticipa que se expandirá diez veces de su nivel actual de 108,000 millones de dólares a 1.25 billones de dólares en la próxima década, dijo el premier chino en la cumbre del APEC.[5]
Finalmente, China creó este año un foro permanente con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con el objetivo de consolidar sus relaciones en la región mediante una base estable de negociaciones. Con esto asistimos a una nueva etapa de las relaciones entre Latinoamérica y China, donde podrán negociar simultáneamente los treinta y tres países con el gigante asiático a partir de 2015. Esto es conceptualmente distinto de la posición de Estados Unidos de negociar sobre la base de uno a uno donde la asimetría no puede ser resuelta.
Notas[1] Economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Miembro del SNI/Conacyt. Coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI www.alainet.org
[2] Miembro del proyecto OBELA, IIEc-UNAM. Contacto: ulisesnoyola1@gmail.com
[3] Véase China´s Policy Paper on Latin America and the Caribbean 2012 en http://www.gov.cn/english/official/2008-11/05/content_1140347.htm
[4] Véase “China: the financial player in Latin America” en Deutsche Bank Research, en http://www.dbresearch.com/servlet/reweb2.ReWEB?document=PROD0000000000339521&rwnode=DBR_INTERNET_EN-PROD$NAVIGATION&rwobj=ReDisplay.Start.class&rwsite=DBR_INTERNET_EN-PROD
[5] Véase “China's overseas investment to hit $1.25 trillion in next decade” en China Daily USA, en http://usa.chinadaily.com.cn/china/2014-11/09/content_18889903.htm Fecha de publicación: 09-11-2014.