Análisis del OBELA
La Unión Bancaria Europea: una integración subordinada
Para defender a Europa del problema del riesgo bancario, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea han diseñado una Unión Bancaria a fin de resolverlo y financiada con los ingresos de los impuestos a las transacciones financieras. La Unión Bancaria estará conformada por tres mecanismos y abarcará 130 entidades bancarias (80% de los activos de la Zona Euro). Primero, el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) encargado de la supervisión bancaria europea. Segundo, el Mecanismo Único de Resolución (MUR) responsable de resolver los problemas bancarios de gran envergadura. Y tercero finalmente, el Fondo Único de Resolución (FUR) que financiará los rescates de los bancos. En el mercado interbancario europeo existe una actitud favorable hacia las entidades bancarias alemanas y francesas, mientras que para las entidades de Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España, la posición es desfavorable (BIS, La actividad interbancaria en retroceso, marzo 2014, http://bit.ly/1nLJ3F9). Las entidades de los países de la periferia europea aún no regresan al mercado de capitales, situación que pone de manifiesto la fragilidad de la recuperación de toda Europa y no sólo de la periferia. Finalmente, las pruebas de estrés del BCE dadas a conocer el 26 de octubre de 2014 muestran un panorama sombrío. Las pruebas consistieron en la evaluación de los activos y la resistencia de las entidades bajo escenarios adversos a fin de implementar la Unión Bancaria. Los resultados revelaron la persistencia de escasez de capital en 25 bancos. Dichas entidades deberán reunir 263,000 millones euros para enfrentar mejor una posible crisis y no poner en riesgo su solvencia. (BCE, Aggregate report on the comprehensive assessment, 2014, http://bit.ly/ZYCdoj). Los países con mayor vulnerabilidad son Italia, Grecia y Chipre, con nueve, cuatro y dos entidades bancarias respectivamente. Palabras clave:
Tema de investigación: Arquitectura financiera |
Beijing, el crepúsculo asiático post-Bretton Woods
Ariel Noyola Rodríguez/Observatorio Económico de América Latina.
El viernes 24 de octubre, un grupo de 22 países asiáticos se reunió en Beijing, para firmar el memorándum de entendimiento que aprobó finalmente la creación del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés), luego de más de un año de que el presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, presentara la propuesta por primera vez ante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en la ciudad de Bali, Indonesia. A decir de diversos funcionarios entrevistados al respecto, el nuevo banco servirá como plataforma para financiar los proyectos más importantes de la región asiática en materia de telecomunicaciones, energía y medios de transporte. Los principios rectores del AIIB serán “justicia, equidad y apertura”, en clara alusión al dominio aplastante de Washington en la gobernanza de la Arquitectura Financiera Internacional. Después de siete décadas de haberse llevado a cabo la Conferencia de Bretton Woods, el rol de Estados Unidos como gendarme del capitalismo global permanece incólume a pesar de su estancamiento económico y alto nivel de endeudamiento tanto público como privado. “Se podría pensar en esto como un partido de baloncesto en el que Estados Unidos quiere establecer la duración del juego, el tamaño de la cancha, la altura de la canasta y todo lo demás para adaptarse a sí mismo”, sentenció Wei Jianguo, ex ministro de Comercio de China. Ante la desaceleración del crecimiento de la economía china a tasas inferiores de 8 por ciento y la creciente debilidad de la demanda externa, el financiamiento de proyectos de infraestructura a través del AIIB, dotaría a la integración asiática de un empuje sin precedentes y China gozaría de un acceso privilegiado a recursos naturales estratégicos y mercados de consumidores potenciales. China es hoy el primer socio comercial de la mayor parte de los países de la zona, entre ellos, India, Pakistán y Bangladesh, y el segundo de Sri Lanka y Nepal. En 2012, el comercio entre China y los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) alcanzó un récord de 400 mil millones de dólares. Indudablemente, antes de que Beijing aspire a conquistar la hegemonía económica mundial, será necesario que consolide primero su liderazgo en el plano regional. Y no sólo en materia económica, sino a través de un mayor equilibrio geopolítico entre los países asiáticos a fin de mantener a raya la “doctrina del pivote” impulsada por el Pentágono y el Departamento de Estado.
Palabras clave:
Tema de investigación: Integración y comercio |
Yuan, moneda clave de la desdolarización global
La internacionalización del yuan y la desdolarización global avanzan en paralelo. En mayor medida como resultado de la debilidad de la economía norteamericana y menos como consecuencia de la desamericanización. Este segundo escenario exigiría poner en cuestión la hegemonía de Estados Unidos en su totalidad, situación que aún no existe. Sin embargo, sí hay un progreso en diversos mecanismos de cooperación financiera liderados por China de cara a la incertidumbre de los mercados financieros internacionales, el estancamiento de la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la fragilidad de la recuperación económica mundial. En un primer momento, la desdolarización pretende amortiguar los efectos de la volatilidad de los tipos de cambio, las tasas de interés y los mercados de valores. En un segundo momento, la marcha del yuan podría alcanzar una dimensión sistémica y enfrentar al dólar en una dura batalla por conseguir reconocimiento global. Actualmente, más de cuarenta bancos centrales mantienen el yuan como referencia en la acumulación de reservas junto a las divisas dominantes (el dólar, el euro, el yen japonés y la libra esterlina). En 1999, cuando el euro entró en circulación, 70% de la composición de las reservas de los bancos centrales se mantenía en dólares. A finales de 2013, la divisa estadounidense representa 60 por ciento. En cambio, el rubro “otras divisas” en las cuentas del FMI pasó de representar 1.62% hace 15 años a alcanzar 6.51% a finales de 2013, básicamente por el peso creciente del yuan. Fuera del continente asiático, el yuan ha conseguido apoyos importantes en Europa. En primer lugar, el espaldarazo de la City de Londres continúa rindiendo frutos luego de que Fráncfort, París y Luxemburgo se lanzaran como ciudades de comercio del yuan. Recientemente se realizó desde Londres la primera emisión de bonos soberanos en yuanes fuera de China, los fondos servirán para financiar la acumulación de reservas en yuanes del Banco de Inglaterra. Asimismo, las autoridades del Banco Central Europeo (BCE) discuten la posibilidad de incluir la moneda china en sus reservas internacionales. Es evidente que el estrechamiento de los vínculos económicos entre Europa y Asia, culminó de manera natural, en una mayor cooperación financiera entre ambas regiones que incluye entre otros elementos, incrementar el uso del yuan en la facturación del comercio: Gran Bretaña y Alemania han visto incrementados en más de ciento por ciento sus pagos denominados en yuanes entre 2013 y 2014, Francia y Luxemburgo en más de 40%, según los datos actualizados a agosto de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Internacionales (SWIFT, por sus siglas en inglés). Palabras clave:
Tema de investigación: Arquitectura financiera |