Desde el 2018, Estado Unidos ha comenzado a entorpecer las relaciones comerciales de China con el mundo, lo que ha resultado en una lenta pero notable disminución en el comercio con el gigante asiático. Los impactos de esta “guerra” son especialmente evidente en la interrupción de las cadenas de suministro, dado que la mayoría de los productos tecnológicos tienen algún vínculo con China, lo que ha causado una marcada disminución en la actividad económica mundial. Pero ¿Qué implicaciones tiene esto para la economía global?
Es esencial resaltar la importancia de este bloqueo para la economía mundial. China es actualmente el principal exportador de productos tecnológicos, pero sobre todo de los primeros eslabones de industrias automotriz, aeronáutica, telecomunicaciones, energías renovables y farmoquímica. Estas exportaciones han disminuido en los últimos años, especialmente las dirigidas a Estados Unidos y sus aliados. Esto deja a occidente sin suministros.
Debido a la naturaleza conflictiva de esta situación, los datos pueden llegar a ser contradictorios, ya que gran parte de la estabilidad económica mundial depende de un Estados Unidos y una China dinámicas que se dedica principalmente a proporcionar al resto del mundo de tecnología e innovación. Sin embargo, lo que realmente está emergiendo es que, aunque las cifras son menores de lo esperado, son positivas. China ha estado transformándose gradualmente en algo más que la "fábrica del mundo". Se ha convertido en un motor autónomo en términos tecnológicos y es el principal proveedor de la mayoría de los bienes en el mercado mundial y ha adquirido mercados de materias primas en el extranjero, consolidando así su posición como el "Gigante Asiático" que todos conocemos.
La guerra comercial ha creado oportunidades netas de intercambio en lugar de simplemente cambiar los destinos comerciales. Esto ha permitido que las naciones "periféricas" fortalezcan sus relaciones con la economía central actual. Le ha creado oportunidades a China de relacionarse con los países con los que EEUU tiene poco intercambio. también está el llamado efecto "espectador" que le ha brindado mayores oportunidades a países como México para aumentar sus exportaciones hacia Estados Unidos.
Mientras tanto, China, con la ayuda de los BRICS, explora nuevas direcciones al supervisar una serie de proyectos de la Ruta de la Seda que incluyen crecimiento agrícola en Brasil, financiar la construcción de un nuevo puerto en Perú, entre otras cosas con la finalidad de consolidar su posición en el mundo.
La inflación en EEUU tiene un incremento interanual del 4.9% según el Buró de Estadísticas Laborales al 2023. El FMI, de su parte, pronostica un aumento del 2% en la inflación de precios al consumidor en China para finales del año lo que no parece ser tan certero, ya que China ha entrado en un período de muy baja inflación en agosto y puede terminar el año con 1.5% o menos.
Es crucial recordar el control del gobierno chino sobre la economía y sus alcances. Ellos tienen la posibilidad de tomar medidas para regular su ciclo económico si fuera necesario. No obstante, algunos factores pueden contribuir a que, incluso con su intervención, no puedan evitar aspectos tales como, el exceso de capacidad instalada, efecto de la caída en la demanda internacional y el comportamiento de los precios internacionales. Esos son más visibles en medio de la guerra comercial.
Los periodos más recientes solo han demostrado la fortaleza y el tipo de potencia que China es para el resto del mundo, a pesar de distorsiones de la prensa occidental, así como la creciente preocupación de Estados Unidos por su propia fragilidad económica y su rezago tecnológico. Esto último ha llevado a las políticas de protección y de desglobalización de dicho país.
En resumen, el mundo parece estar dividido actualmente en dos frentes: por un lado, el estadounidense des globalizador que se enfrenta a una recesión, y acusa a China de sus problemas y déficits externos. Por otro lado, está China y su mercado interno creciente y abierto a la globalización, que enfrenta los verdaderos desafíos generados por la guerra comercial. La Guerra Comercial parece tener un impacto negativo mayor para EEUU que para China, ya que ha bloqueado el comercio con el principal proveedor mundial de bienes tecnológicos y líder del sector energético renovable, entre otras industrias. China ha pasado de ser una economía en ascenso a prácticamente una nueva superpotencia, y los días del dominio estadounidense en términos de innovación, nuevas industrias y regulaciones económicas mundiales quedó atrás, lo que erosiona la confianza de muchas naciones.
Finalmente, un conflicto económico inicial se convirtió en un ejemplo evidente de resentimiento geopolítico y temor al cambio por parte de los principales actores económicos. Esto resultó en consecuencias económicas y políticas a nivel mundial, como las interrupciones en las cadenas de suministro globales y la imposición mutua de aranceles y restricciones comerciales. Esto complicó la producción para muchas industrias que dependen de insumos chinos, contribuyendo al miedo y la desconfianza en una situación económica globalmente desacelerada.