Por qué los líderes occidentales observan con cautela el viaje del líder alemán a China
China ha sido el mayor socio comercial de Alemania durante gran parte de la última década. El puerto de Hamburgo, se ha destacado en el comercio desde la Edad Media. Actualmente, el gobierno del canciller Scholz pretende que el puerto alemán se asocie con el gigante naviero chino China Ocean Shipping Co. (COSCO), el cual está a punto de comprar una participación en una terminal de contenedores. Dicha adquisición china esta bajo el escrutinio y criticas por una parte del propio gobierno alemán, por los partidos de oposición, por Bruselas y EEUU.
Scholz se mantiene firme en su posición sobre la asociación estratégica con China. El mandatario germano indica que, en caso de que aumente el autoritarismo de China, la política de Alemania cambiará. También advierte que, si Beijing "refuerza la dependencia de las cadenas de producción internacionales hacia China", Berlín "desmantelará las dependencias unilaterales". Frente a la dependencia de Alemania de recursos provenientes de China, señalada por la oposición a su gobierno y por Washington, Scholz habla sobre una supuesta diversificación de fuentes de importantes materias primas, algunas tierras raras y de ciertas tecnologías de vanguardia.
En Alemania pronto se enfrentarán a una recesión, en este contexto la industria alemana no tiene intención de alterar su mercado más grande, y mucho menos de cortar los lazos. El lobby industrial y político pro-China encuentra razones de peso para trasladar sus operaciones o mantener las ya existentes en territorio chino, por ejemplo, hoy día la industria química y automotriz se enfrentan a costos energéticos muy altos en territorio germano, cosa que sería diferente en China.