Decrecimiento económico, estabilidad financiera y revueltas políticas
El divorcio entre la economía real y la financiera se inició cuando se liberalizaron los mercados cambiarios en 1973, y se acentuó desde 1994. Este fenómeno se intensificó en 2020 por el decrecimiento estadounidense con la bolsa al alza. Lo novedoso de la primera semana de enero del 2021 es que se ha roto también la relación entre política y expectativas racionales en las bolsas de valores. Todo señala que, en la tercera década del siglo XXI, la inestabilidad política no es sinónimo a inestabilidad económica o financiera, contrario a las grandes crisis.
Lo que sí parece estar correlacionado es el tamaño del impacto económico con las protestas. No hay ningún tipo de margen entre las contracciones económicas con la radicalidad de las protestas. Eso habla de una saturación social y de una presión social que se gestó desde antes de la pandemia en una lista larga de países más allá de América Latina.
La crisis del COVID19 expone la problemática en el empleo, la producción y la salud. Ordinariamente se sale de las crisis con teorías económicas distintas de las que las indujeron. Esta vez, el único desempeño económico exitoso es el de China y sus vecinos de Asia. odo señala que la renovación vendrá de fuera de la esfera anglosajona y de occidente.