A lo largo de todo el mundo, los efectos de las políticas neoliberales han agotado a la sociedad. Excepto en Cuba, Venezuela y Bolivia, desde fines de la década del 80, la política económica en América Latina está basada en el libre mercado.
Los saldos económicos son ambiguos, con sucesivas crisis financieras, alta concentración del ingreso y exclusión social a la par de crecimiento primario exportador descendente, década a década desde 1990.
Los saldos sociales son aún peores en términos de privatización de bienes públicos como la educación, la salud, y el deterioro salarial, de la calidad del empleo y de pensiones. Las protestas de octubre en Ecuador, Chile, Haití y Argentina expresan un sentimiento de hartazgo general del modelo de política económica.