Francia y la rebelión contra la austeridad en Europa
“Es mejor admitir lo que es, a mantener la esperanza en algo que no será”, se lamentó Michel Sapin, ministro de Finanzas francés, quien de manera inédita rechazó que las políticas de austeridad fiscal y las reformas estructurales sugeridas por la troika europea (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea) vayan a revertir la tendencia recesiva de la economía francesa (The Telegraph, 14 de agosto de 2014). De este modo, Francia tomó distancia de las políticas de ajuste exigidas por el gobierno de Angela Merkel y abandonó el límite de 3.8 por ciento de déficit fiscal como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) aprobado por la Comisión Europea con el respaldo de Berlín.
“Me niego a subir los impuestos para cerrar cualquier brecha presupuestaria”, remató Sapin. El aparente viraje francés ocurre en un momento crítico de gran calado: 2 trimestres consecutivos sin crecimiento y un aumento del descontento social sin precedentes. En enero de 2012, la confianza puesta en el gobierno de François Hollande era de 55 por ciento. Actualmente se ubica en menos de 20 por ciento según diversas encuestas. La baja inflación para el conjunto de la Zona Euro, que se ha mantenido en 0.4 por ciento, podría provocar la bifurcación política en el proceso de integración, según el tipo de medidas para enfrentar la crisis: Francia de un lado promoviendo políticas contracíclicas para revertir la caída de la actividad económica, y Alemania de otro apuntalando y marcando los ritmos del ajuste.