La iniciativa global Build Back Better World (B3W) de EE. UU. ha sido expuesta por el presidente Biden a América Latina como una alternativa al financiamiento chino en infraestructura. No debe confundirse con la Build Back Better Agenda, de orden doméstico para crear empleos, a través de reducir impuestos y bajar los costos de los servicios a las familias. El B3W tiene la intención de hacer frente al proyecto One Belt, One Road, del Gigante Asiático bajo dos principales líneas políticas. La primera, regresar a la lucha por la democracia liberal y la protección de los derechos humanos; y la segunda, ayudar a las naciones a no caer en la trampa de la deuda de china. El presente texto muestra la postura de rechazo total respecto a China por parte de la administración Biden, así como los reiterados esfuerzos para erradicar la influencia del país asiático en América Latina.
La propuesta fue lanzada por el G7 en junio de 2021 en Cornualles, Inglaterra, con vacíos importantes sobre el funcionamiento del proyecto que se discutirán en la siguiente reunión del G7 el 2022. El enfoque del proyecto B3W está en el desarrollo de las infraestructuras, aunque el G7 ha recurrido a China por inversión para renovar sus propias infraestructuras. Tampoco está claro si estas infraestructuras estarán interconectadas para responder a un propósito comercial como las de la iniciativa de la Ruta de la Seda.
China sigue vista por EE. UU. como la amenaza más grande a la seguridad nacional del siglo XXI, en continuación a la administración republicana. El gobierno advierte que es imperante refrenar el acceso de contrincantes a regiones clave, e instaurar alianzas democráticas, asociaciones y reglas que permitan mantener un sistema internacional estable. Dicho sistema buscaría que países como China estén obligados a rendir cuentas. Las interrogantes son ¿A quién se las deberían rendir? ¿Dónde queda Naciones Unidas? ¿Asumirá China el viejo principio de excepcionalismo estadounidense? ¿Buscará EEUU que China les rinda cuentas a ellos? El panorama abre un escenario de guerra fría con América latina como zona en disputa.
El B3W irradia al resto del G7, con el propósito de hacer una política común dirigida a naciones de ingresos medios y bajos con el fin que se mantengan bajo el paraguas de occidente. Busca que cada miembro del G7 se enfoque en un área de acción geográfica diferente y que los proyectos cuenten con el financiamiento de los Bancos de desarrollo de su zona y la iniciativa privada. En conjunto EEUU busca que B3W sea capaz de cubrir el déficit de infraestructura de más de 40 000 m.d. de los países en desarrollo, bajo los principios de transparencia, democracia y sustentabilidad, ya que todos los proyectos de infraestructura deberán apegarse a un estricto margen en concordancia con el acuerdo de París para el cambio climático. También buscará incentivar a la iniciativa privada para que invierta en proyectos que apoyen la mitigación climática, salud y seguridad alimentaria, tecnología digital e igualdad de género. A diferencia de China, EE. UU. no tiene el dinero para hacer eso solo y beneficiarse.
Biden menciona lo imprescindible que resulta América Latina para EE. UU. por eso en los primeros días de octubre de 2021, una delegación estadounidense viajó a Colombia, Panamá y Ecuador, con la intención de entablar conversaciones con sus gobiernos y evaluar posibles proyectos de infraestructura en el marco de la iniciativa B3W, que serían financiados por el BID. El Viceconsejero de Seguridad Nacional de los Estados Unidos para la Economía Internacional, Daleep Singh, lideró la misión compuesta por el Director de Operaciones de la Corporación Financiera de Desarrollo de los Estados Unidos (DFC, por sus siglas en inglés), David Marchick, y el Subsecretario Adjunto Principal de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Ricardo Zúñiga.
La inversión china en infraestructura, cooperación en materia de salud, energías renovables y tecnología digital aumentó durante la pandemia, pero los créditos oficiales han disminuido. China sigue siendo el principal socio comercial y financiador de economías tan importantes como Argentina, Chile, Brasil y Perú por lo que la disputa será más tensa en países sudamericanos que no tienen como socio principal a EE. UU. en ningún campo. Panamá con su canal es estratégico para EE. UU. y Colombia con dos mares igualmente. En ambos hay presencia militar estadounidense importante mientras Ecuador acordó ceder una pista de aterrizaje en las Galápagos para naves oficiales estadounidenses
Finalmente, B3W representa para EE. UU. un medio de competencia estratégica con China, lo cual aunado a otros proyectos como Red Limpia o Chips for America Act, muestra que, al menos en el corto plazo las tensiones y el rechazo a cooperar con el Gigante Asiático serán una constante. Los proyectos estadounidenses son aún muy jóvenes con un impacto menor en la región, y probablemente intentará replegar la influencia de China comprándole dicha deuda a los países latinoamericanos, con tasas de interés más bajas tal y como ya lo ha hecho en Ecuador a cambio de no usar la tecnología 5G de Huawei.