El presente artículo analiza desde una perspectiva crítica las diferencias en los procesos políticos y económicos que han generado pobreza, afectando principalmente a las clases trabajadoras, a su vez cuestiona el papel que ha tenido la cooperación internacional en la crisis global actual.
Es de especial atencional la estructura de la crisis actual, ya que ahora la mayoría de los países llamados ricos o también economías del centro, son las que enfrentan una severa recesión económica al contrario de los países de la periferia, o también llamadas economías emergentes, ya que son estas las que en los años más recientes han registrado las tasas de crecimiento económico más altas.
Según datos del Banco Mundial la suma de pobres, vulnerables y clase media de la población de Latinoamérica supone el 98% de la población, mientras que las personas ricas con ingresos de más de 50 dólares por día corresponden sólo el 2%.
Teóricos como David aseguran que "el crecimiento económico beneficia siempre a los más ricos", ya que el aumento en el PIB se ve acompañado del aumento de la desigualdad.
El presente artículo afirma que la pobreza es más intensa, más extensa y más cíclica, incluso en la UE se tiene registro de una masificación de la conciencia del riesgo de caer en la pobreza.
La implementación de políticas públicas y cooperación internacional se encuentran erróneas, ya que las llamadas reformas estructurales que están siendo implementadas tiene de fondo acciones de privatización y mercantilización, que afectan a las clases más necesitadas y benefician a unos pocos, es decir a los ricos, que cómo ya se menciono anteriormente en Latinoamericana son la minoría.
Es por todo esto que se está presentado un restructuración en la arquitectura internacional, de la llamada "lucha contra la pobreza" ya que la actual ruta seguida ha demostrado que es un estrategia fallida que lejos de reducir la desigualdad cómo se piensa debería actuar cae en falsos dilemas contradictorios.
Frases como "No es una crisis, es una estafa" que se escuchan con mayor frecuencia denotan la clara informidad con las políticas emprendidas actualmente encaminadas en la privatización de la sanidad, la educación e incluso el agua, algo aberrante que privilegia a los intereses del capital y deja vulnerable a las clases más necesitadas.
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