OTAN clandestina: La nueva cara de la Organización para la Cooperación de Shanghái
La OCS nació como los "Cinco de Shanghái" (China, Rusia, Kirguistán, Tayikistán y Kazajstán), una reunión informal para tratar cuestiones de seguridad fronteriza entre China y sus vecinos postsoviéticos. En junio de 2001, los miembros fundadores tomaron la decisión de transformar el grupo en una organización formal, centrada en la lucha contra el terrorismo y el extremismo religioso. Con la sucesiva ampliación de la OCS, los temas que abordaba se extendieron a las infraestructuras y el desarrollo económico, convirtiéndola en un foro de intercambio político entre Rusia, China y sus vecinos asiáticos.
Últimamente Rusia ha vendido la idea de la OCS como una especie de anti-OTAN. Ha apuntado a un reforzamiento de la dimensión militar, proponiendo unirse en ejercicios militares conjuntos en suelo ruso el próximo año. Moscú visualiza la OCS como un núcleo con liderazgo sino-ruso anti bloque occidental. No obstante, otros participantes no necesariamente concuerdan con la visión rusa, para ejemplificar, los organizadores de Uzbekistán han dejado claro que ellos no buscan girar la cumbre hacia una reunión anti-occidental, mientras que funcionarios de Kazajistán se han negado repetidamente a apoyar a Rusia en su guerra contra Ucrania.
Los problemas de los países miembros de la OCS entre ellos mismos o con agentes externos prevalecen a pesar de la dimensión militar que posee la organización. Las interacciones entre países como el caso de India y Pakistán conllevan problemas geopolíticos regionales, sin embargo, los lideres han preferido mantener la atención fuera de estas problemáticas o de cuestiones globales geopolíticas. En cambio, los países de la organización conservan sus intereses geopolíticos y económicos, priorizan el intercambio y la cooperación económica, aunque los conflictos entre los miembros o con agentes occidentales prevalezcan.