En julio de 2011, el ex ministro de economía brasilero, Guido Mantega, informó de efectos negativos no vistos desde la década de los 90´s en el mercado cambiario brasilero y en sus exportaciones a causa de la depreciación del dólar americano, alentada por políticas monetarias expansivas (QE) en EEUU, Inglaterra y Japón para disminuir su deflación.
El cambio hacia la brusca revaluación del Real afecto seriamente a las exportaciones provocando el efecto inverso en los exportadores americanos quienes aumentaron sus ingresos. Es lo que el FMI conoce- y prohíbe en sus estatutos- como devaluaciones competitivas, base de la competitividad espúrea.
La aplicación masiva de las QE europea y japonesa produjo una más acelerada y furiosa apreciación del dólar, a un punto tal, de afectar no solo a los países aún dolarizados, sino también la débil recuperación norteamericana, en términos de su demanda interna, consumo, déficit comercial y, aun más, del gasto de capital e inversión residencial.