El hecho de que nuestro planeta se llame “Tierra” es un poco engañoso ya que 70% de la superficie del globo es oceánico. Alrededor del 50 al 80% de todas las formas de vida en la Tierra existen en las profundidades del océano. Cada año, aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) originadas por las acciones humanas es absorbida por el océano. Este ciclo puede ser interrumpido como consecuencia del cambio climático y, con ello, se pondría en peligro la vida marina y la seguridad alimentaria humana.
En notas anteriores se habló de las consecuencias climáticas sobre las cosechas de cereales, debido a un aumento en las temperaturas alrededor del mundo. El fenómeno de El Niño exacerbaría estos efectos, pero no se darían únicamente en tierra firme, sino también en el agua. El 27 de julio de 2023, António Guterres, Secretario General de la ONU, anunció que la época de aumento de temperatura global ha concluido. No obstante, advirtió que estamos entrando en una era de “ebullición global”.
De acuerdo con las estimaciones de la NASA, el mes de julio de 2023 registró un aumento de temperatura de 0.24 grados Celsius en comparación con cualquier otro julio previamente registrado. Además, fue 1.18°C más cálido que el promedio de julios entre 1951 y 1980. La agencia destaca que los cinco julios más calurosos desde 1880 han ocurrido en los últimos cinco años.
A finales de julio de 2023, la temperatura promedio diaria de la superficie marina en todo el mundo llegó a 20.96 °C, superando el récord anterior de 20.95 °C establecido en 2016, según los análisis climáticos del servicio Copernicus. Durante el período comprendido entre 2015 y 2019, episodios de elevadas temperaturas en el océano condujeron a la desaparición de alrededor de 50 tipos de organismos, entre ellos corales y moluscos.
Se ha observado calentamiento inusual en el Atlántico Norte. En las zonas cercanas a la costa del Reino Unido la temperatura del agua ha excedido en más de 5°C los niveles habituales. Las temperaturas en la parte superior del Mar Mediterráneo han alcanzado un punto máximo histórico de 28.7 grados Celsius, y en ciertas zonas del este del mar, incluso han superado los 30°C.
Los océanos desempeñan un papel crucial en la regulación del clima. Actúan como un sumidero térmico, generan aproximadamente la mitad del oxígeno de nuestro planeta e influyen en los patrones climáticos. Cuando las aguas oceánicas se vuelven más cálidas, su capacidad para absorber CO2 disminuye, lo que implica que una mayor cantidad de este gas permanezca en la atmósfera. Además, el calentamiento oceánico puede acelerar el derretimiento de glaciares que desembocan en el mar, contribuyendo a un aumento del nivel del agua.
El incremento de las temperaturas ocasiona efectos duraderos en la fauna marina, ya que las especies móviles irán en busca de hábitats más frescos, lo que podría desencadenar desequilibrios en ecosistemas completos. Por otro lado, las especies que permanecen en un mismo lugar son más susceptibles al estrés térmico, ya que carecen de la capacidad de migrar en busca de condiciones más adecuadas.
El último informe emitido por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático indica que, en Australia, los resultados obtenidos de la pesca podrían disminuir en un rango de entre un 3 y un 10% si las temperaturas globales medias aumentan en un rango de 0.9 a 2.0 grados centígrados por encima de los niveles previos a la industrialización. Si el calentamiento del planeta continua sin control y las temperaturas promedio aumentaran entre 2.4 °C y 5.2 °C, los rendimientos podrían caer hasta en un 30%.
En Alaska, la combinación de una ola de calor en el mar y un crecimiento abundante de cangrejos parece haber sido la causa detrás de la gran cantidad de muertes de esta especie, ya que los cangrejos experimentaron un aumento en su actividad metabólica debido a las aguas más cálidas y, como resultado, se quedaron sin suficiente alimento. Es muy probable que el aumento de las temperaturas en los océanos y ríos también conduzca a una reducción significativa en la población de salmones.
Para los atunes, el agua cada vez más cálida amenaza su desarrollo. Se estima que cinco especies, incluyendo el atún rojo del Atlántico y del sur, el pez espada, el patudo y el atún blanco, experimentarán una disminución tanto en su cantidad total como en su tamaño. En algunos países los pescadores abandonan sus faenas por esta razón, por ejemplo, Sudán, en donde capturan un cuarto de lo habitual.
El calentamiento de los océanos no debe ser ignorado. Los efectos no solo serán severos sobre las diversas especies marinas sino también sobre los seres humanos. Los océanos absorberán menos CO2, gran cantidad de flora y fauna será perdida, y la falta de peces presionará los precios de los alimentos del mar como ya sucede con los productos agrícolas debido a las sequías y otros eventos extremos del clima.