La crisis de la deuda griega está suponiendo el peor trance para el euro desde la fijación irrevocable de las paridades entre las monedas europeas, el 1 de enero de 1999. A pesar de la ayuda financiera (110.000 millones de euros) recientemente acordada por el FMI, el BCE y la Comisión Europea, las tensiones siguen siendo la nota dominante. Escenarios hasta hace poco inconcebibles, como una fragmentación de la eurozona o una segmentación entre economías según el grado de sostenibilidad de sus finanzas públicas, no son ahora completamente descartables. La realización más importante de la historia de la integración europea puede poner en peligro la continuidad de esa propia dinámica.
¿Qué ha ocurrido para que se haya llegado a esta situación? ¿Cómo es posible que el euro, uno de los logros principales de la UE y la segunda moneda de reserva del mundo, esté en peligro? La respuesta tiene, ciertamente, mucho que ver con la onda expansiva de la crisis financiera internacional que, si bien tuvo su origen en Estados Unidos, es posible llegue a tener en Europa sus peores consecuencias. Pero también tiene que explicarse mediante una insuficiente adecuación de las reformas en Europa al marco requerido por la unión monetaria y con carencias graves en el gobierno económico de la UE.
En esta nota se explican las causas de esta grave situación, así como las posibles soluciones. También se señalan las similitudes y diferencias entre los distintos países europeos que se han visto afectados por la crisis griega, con particular atención al caso español.