Las relaciones de China en el continente europeo sufren una reconfiguración estratégica, visto desde el otro lado, el ascenso económico de China se ha vuelto más relevante hoy en día para la Unión Europea por la crisis de deuda soberana por la que atraviesa.
En el caso de Rusia, con todo y lo que los pletóricos yacimientos de petróleo y de gas representan para Pekín, como fuente segura de suministro, sobresalen las rivalidades y la superposición de intereses en Asia Central, situación que ha impedido que ambas potencias logren ponerse de acuerdo en crear una agenda común. Mientras, en China crece la percepción de que Rusia es un "país en declive" con lo cual, no le ha sino restado importancia a la relación.
Por otro lado, es notorio el interés entre China y Europa por estrechar aún más sus relaciones. De acuerdo con la Estrategia de Seguridad Europa 2003, se pretende que las relaciones mantenidas con Japón, China, Canadá e India adquieran importancia estratégica, esto con la finalidad de compartir valores y objetivos comunes. Sin embargo, para Pekín el adjetivo "estratégico" adquiere otra connotación, pues su intención consiste en contar con el apoyo de Europa en temas relacionados con el Tíbet y el Dalai Lama así como en el levantamiento del embargo de armas.
Si bien Estados Unidos es hoy el principal foco de atención para China, la tolerancia, la diversidad y el desarrollo sustentable ejemplificados en la integración europea pueden ser muy atractivos para el Partido Comunista Chino, una especie de soft power europeo cuya influencia resultaría a favor de resolver las contradicciones internas en China.
En los últimos años, China ha aumentado sus inversiones en Europa de manera importante. Su participación financiera creció 10 veces en la última década, especialmente después de 2008, - 9,200 millones de dólares en 2011 - tan sólo en términos de empleo, los inversionistas chinos han ofrecido trabajo a aproximadamente 45,000 europeos - cifra 100 veces menor si se la compara con los estadunidenses.
El caso alemán amerita especial atención. Es el único país europeo que mantiene una relación realmente estratégica, basada en el intercambio mercantil. Si bien las compañías alemanas antienen una ventaja tecnológica respecto a las chinas, estás últimas intentarán superarlas en el mediano plazo. Asimismo, las compañías de ambas potencias colisionarán tarde o temprano por la puja en proyectos de inversión en Europa.
Finalmente, aunque compleja, la relación China-UE, se estrecha y se profundiza.
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