Fecha: Martes, Septiembre 20, 2016 - 12:00
Autor:

El desarrollo de la economía mundial desde 1945 no ha sido armonioso, no ha crecido en línea recta. Ha habido una serie de auges y recesiones, en este último periodo, es que tuvimos una gran caída en 2008-9 después de la crisis financiera internacional. Después de siete años, la mayoría de las economías apenas han recuperado el nivel que tenían en 2007, esta no es una recesión normal, sino una depresión.

Es diferente de las depresiones normales, no suceden muy a menudo, en la historia del capitalismo moderno sólo ha habido tres grandes depresiones. La pregunta es ¿por qué hay periodos de auge y crisis? El período de 1945 a mediados de los años 60 fue un período excepcional; se le llama la “edad de oro” del capitalismo. Fue un período excepcional. ¿Por qué? Lo que impulsa el crecimiento en el capitalismo es la posibilidad de obtener beneficios. Pero a mediados de los años 60 comenzó a caer la rentabilidad de forma considerable hasta la década de 1980. Este período, llamado la crisis de rentabilidad, el capitalismo trató de aumentar la rentabilidad a través de recortes en el gasto público, privatizaciones, la explotación de la fuerza de trabajo, la eliminación de todas las protecciones de la fuerza de trabajo, la globalización, etc. Es el período neoliberal de los últimos 20 años del siglo XX. La inversión productiva disminuyó en la mayoría de las economías en los años 1980 y 1990. Esto es una indicativo de la debilidad de la economía capitalista hacia el final del siglo XX y de la necesidad de desviarla a la financiación y a otros lugares. Así que sí, esto es una parte importante del proceso de la crisis. Pero, al mismo tiempo, es un síntoma de la incapacidad para aumentar la rentabilidad.

Unas pocas personas advirtieron de los peligros que acechaban en la primera década del 2000. Fueron capaces de ver que la enorme burbuja inmobiliaria de los EE.UU. no podía sostenerse. Mientras que la depresión continúa, los países competidores desafían la hegemonía económica de los EE.UU. La economía de Estados Unidos ha disminuido, relativamente, en los últimos 30 años. Ahora China, que ha sido la economía de mayor crecimiento en los últimos 20 años, se ha convertido en una gran potencia económica. Sin embargo, los EE.UU. siguen estando a la cabeza, ya que cuentan con un sector financiero que controla el capital en todo el mundo

Así que la rivalidad entre las grandes potencias capitalistas se incrementa y también entre los EE.UU. y China, porque China es una amenaza importante en el comercio y la producción, y, probablemente, lo será en las finanzas y la tecnología en un futuro. Algunos marxistas dicen que estamos en un estancamiento o depresión permanente. En el pasado, el capitalismo ha demostrado que puede encontrar una salida si logra restablecer las condiciones para una mayor tasa de ganancia, como lo hizo después de la Segunda Guerra Mundial y al final de la depresión del siglo XIX. ¿Cómo lo consigue? La única manera de hacerlo es recuperar la rentabilidad. Eso significa destruir el capital que ya no es productivo. Significa directamente cortar las plantas viejas en su jardín y permitir que otras nuevas crezcan. Por supuesto, esto será a expensas de los puestos de trabajo y los medios de vida de todo el mundo.

Fecha: Lunes, Septiembre 19, 2016 - 14:04

Entre los temas que quedaron en el tintero de los gobiernos progresistas de Sudamérica está el Banco del Sur, fundado en 2007 entró en vigencia en 2012 y en 2013, pero no prosperó. Este Banco buscaba fondear obras de infraestructura, ciencia y técnica, sociales, educativas, culturales, de desarrollo de cadenas de valor regionales y otras, con el espíritu integracionista y soberanista que había entonces en los países miembros: Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela.

El entierro del Banco se debió a muchas circunstancias, la poca participación de Brasil, el canal Caracas-Buenos Aires enfrentó muchos escollos, pese al empuje que daban Quito, La Paz y Montevideo. Hubo un “empecinamiento venezolano” para tener, no sólo la sede en Caracas, algo aprobado, sino también la presidencia del Banco.

En un primer momento, teniendo a Brasil adentro, el capital total debía ascender a 20.000 millones de dólares y el suscripto, a 7200 millones (Brasil, Argentina y Venezuela pondrían 2000 millones cada uno, Ecuador y Uruguay sendos 400, y Bolivia y Paraguay 200 por país), cuando se quiso evitar el naufragio se planteó un capital mínimo para siquiera ponerse a funcionar. Sólo alcanzaría a 4 millones para Argentina y Venezuela, 400 mil dólares para Uruguay y Ecuador y 100 mil para Bolivia. Ni eso fue suficiente. En 2015 hubo un primer ensayo de directorio en Quito, con mesa y sesión como si ya estuviera funcionando el Banco, pero sólo Bolivia y Ecuador tenían listo ese capital básico, apenas para comenzar a operar.

¿Cómo jugó Brasil? Se notaba la ausencia de su compromiso, Brasil privilegiaba otros fondeos: crear el Banco del BRICS con Rusia, India, China y Sudáfrica; reimpulsar el Fonplata y sobre todo no perder el rol que cumple su propio Banco Nacional de Desarrollo (BNDES).

Sin embargo, el Banco hubiese sido un motor más para los déficits de infraestructura y otros que tiene la región y con un perfil soberanista más marcado. Se pudo haber avanzado más pero de haberse constituido el Banco, hoy estaría tan vapuleado por quienes quieren volver a los tratados de “libre comercio” tipo ALCA o a las políticas antidesarrollo y antisocial, como lo están el Mercosur y las demás construcciones de mayor autonomía en Sudamérica.

Páginas

Análisis del OBELA         /          ( english version )