Fecha: Lunes, Septiembre 26, 2016 - 12:49

Desde el establecimiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hace más de 20 años, Estados Unidos ha firmado acuerdos comerciales que han beneficiado a las empresas multinacionales y a los ricos, al tiempo que los trabajadores y las comunidades pierden poder. La desregulación y las protecciones extraordinarias para los inversionistas han contribuido al estancamiento de los salarios, el empleo precario, la migración masiva, el aumento de la desigualdad y la dilución de la organización democrática como medio para lograr cambios de política.

Los negociadores del TPP admiten que los aranceles ya son muy bajos y que el objetivo principal del acuerdo se encuentra “detrás de las barreras fronterizas”. Este eufemismo está calculado para fomentar políticas que debilitan o desmantelan las defensas de los trabajadores, la salud pública, los consumidores y el ambiente natural, al tiempo que ofrecen a los inversionistas extranjeros privilegios especiales.

En cada nuevo acuerdo comercial se hace la promesa de que incluirá altos estándares laborales, que exigirán que todos los socios comerciales defiendan y hagan cumplir los derechos laborales fundamentales. Aunque el discurso ha mejorado con el tiempo, las normas internacionales, la capacidad y la voluntad para hacer cumplir estos compromisos no ha mejorado. Es muy poco probable que los países del TPP cumplan totalmente con las disposiciones laborales antes de que el acuerdo entre en vigor.

Los acuerdos comerciales no solo hacen que sea más fácil bajar los salarios y diluir las normas, sino que también imponen a los gobiernos que adopten políticas para garantizar el acceso al mercado y condiciones favorables para las empresas extranjeras, independientemente de las necesidades o prioridades de las comunidades locales que se ven afectadas por estas decisiones. El capítulo sobre propiedad intelectual del TPP permite que las compañías farmacéuticas amplíen la vida de sus patentes haciendo ajustes menores, esto impediría el acceso a medicamentos fundamentales.

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Fecha: Lunes, Septiembre 26, 2016 - 11:07

En un debate celebrado en Madrid los funcionarios de la Comisión Europea y eurodiputados han coincidido en señalar que los cambios políticos recientes en Argentina y Brasil han agilizado las conversaciones para la firma del tratado, aunque han reconocido que quedan detalles por pulir. El mayor obstáculo es y sigue siendo la resistencia de los productores agrícolas europeos y de los industriales brasileños y argentinos.

Se ha señalado que existen "riesgos" de que Europa pierda influencia en América Latina por el acercamiento de EE UU a los países de la región, tras el giro político en la relación con Cuba, y por la creciente influencia comercial y financiera de China. El acuerdo, en teoría le conviene a ambas partes. Pero genera resistencias. La idea es simple: son dos bloques complementarios, América Latina vende materias primas y Europa manufacturas Estos países quieren comerciar, pero no reprimarizar sus economías, Europa es el socio más adecuado para hacer una "industrialización moderna" en el Mercosur y evitar el riesgo de primarización que implica la relación con China

Durante los años del kirchnerismo, Argentina era apuntada a ambos lados del Atlántico como el responsable del bloqueo de las negociaciones. La situación ha cambiado con la llegada de Mauricio Macri y ahora se evidencian las objeciones de los agricultores y ganaderos de Francia, ha opinado el exembajador. El nuevo gobierno en Argentina le ha imprimido un impulso adicional a las negociaciones del TLC, pero la clave del desbloqueo fue el cambio de posición de la patronal industrial de Sao Paulo.

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Análisis del OBELA         /          ( english version )