Los estudios contemporáneos acerca del Cambio Climático (CC desde este momento) dan una importancia vital a los impactos que tendrá, y que de hecho ya está teniendo, el mismo en la vida socioeconómica del planeta. No es precisamente el aspecto socioeconómico el único que soporta los embates de eventos extremos que ocurren como consecuencia de un cambio en el clima de la Tierra (aumento de temperaturas del planeta, cambio en el patrón de lluvias, inundaciones, sequías, etc.), sino que este problema se disgrega en todas las áreas de la vida, dicho de manera mas académica, en todas las dimensiones del desarrollo: la económica, la política, la social, la cultural y la medio ambiental.
En ese sentido varios organismos de alto prestigio (IPCC, Banco Mundial, ONU, FMI, CEPAL, etc.), así como universidades, centros de investigación de todo el orbe, conjuntamente con el apoyo, aún insuficiente, de distintos gobiernos, han enfocado el estudio del CC como un elemento de peligro que pudiera mostrar límites apremiantes a la existencia misma de la vida. La incertidumbre asociada a la magnitud, momento y duración de los eventos, como resultado del CC, conlleva a que este problema adquiera una connotación más importante aún, y haga del CC un problema casi imposible de soslayar.
Dentro de esos estudios una parte importante corresponde al área económica, donde se puede apreciar, desde hace algún tiempo, un cuerpo de ideas que bajo el “seudónimo” Economía del CC continúa ganando espacio dentro del círculo científico. El objetivo que esta persigue es la propuesta de alternativas que redunden en la conformación de un marco idóneo desde donde puedan ser extraídas opciones de política que, dentro de un ámbito economicista, puedan ponerse de manifiesto en defensa de los objetivos socioeconómicos frente a la problemática del CC. Un enfoque referido a esta cuestión es el otorgado por un académico nombrado Nicholas Stern, quien junto a un grupo de expertos conformaron el famoso Informe Stern; tarea encomendada por el actual ministro británico Gordon Brown al mencionado académico.
En ese sentido varios organismos de alto prestigio (IPCC, Banco Mundial, ONU, FMI, CEPAL, etc.), así como universidades, centros de investigación de todo el orbe, conjuntamente con el apoyo, aún insuficiente, de distintos gobiernos, han enfocado el estudio del CC como un elemento de peligro que pudiera mostrar límites apremiantes a la existencia misma de la vida. La incertidumbre asociada a la magnitud, momento y duración de los eventos, como resultado del CC, conlleva a que este problema adquiera una connotación más importante aún, y haga del CC un problema casi imposible de soslayar.
Dentro de esos estudios una parte importante corresponde al área económica, donde se puede apreciar, desde hace algún tiempo, un cuerpo de ideas que bajo el “seudónimo” Economía del CC continúa ganando espacio dentro del círculo científico. El objetivo que esta persigue es la propuesta de alternativas que redunden en la conformación de un marco idóneo desde donde puedan ser extraídas opciones de política que, dentro de un ámbito economicista, puedan ponerse de manifiesto en defensa de los objetivos socioeconómicos frente a la problemática del CC. Un enfoque referido a esta cuestión es el otorgado por un académico nombrado Nicholas Stern, quien junto a un grupo de expertos conformaron el famoso Informe Stern; tarea encomendada por el actual ministro británico Gordon Brown al mencionado académico.
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