CIUDAD DE MÉXICO Lunes 09 enero 2012
En los últimos 25 años el papel de la mujer ha tenido una transformación relevante, pues constituye ahora más de 40% de la fuerza laboral, 43% de la mano de obra agrícola y más de la mitad de la matrícula universitaria del mundo. Además, hay más niñas y mujeres alfabetizadas que en ningún momento de la historia, aunque de acuerdo con el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2012: Igualdad de género y desarrollo, elaborado por el Banco Mundial (BM), en algunos aspectos los progresos hacia la igualdad de género han sido limitados, incluso en los países desarrollados.
Las niñas y las mujeres pobres y las que viven en zonas remotas, sufren discapacidad o pertenecen a grupos minoritarios siguen rezagadas. El número de niñas y mujeres que mueren en la infancia y en la edad reproductiva todavía es excesivo, y las mujeres siguen quedando atrás en lo que respecta a ingresos y productividad, así como al peso que se otorga a su opinión en la sociedad.
Por ejemplo, la probabilidad de que una mujer muera durante el parto en África al sur del Sahara y en partes de Asia meridional todavía es comparable a la de Europa septentrional en el siglo XIX. El hijo de una familia rica de una zona urbana de Nigeria -tanto si es niño como niña- tendrá una escolarización media de 10 años, mientras que las niñas de zonas rurales pobres de la etnia hausa asistirán a la escuela menos de seis meses en promedio.
La tasa de mortalidad de las mujeres es superior a la de los hombres en los países de ingreso bajo y medio si se compara con la de los países de ingreso alto, especialmente en los años decisivos de la infancia y la primera niñez, así como en el periodo reproductivo. El divorcio o la viudez hacen que muchas mujeres se queden sin tierras y pierdan sus bienes. Las mujeres se siguen concentrando en sectores y ocupaciones considerados "femeninos", en muchos de los cuales reciben una remuneración inferior a la de los hombres.
De acuerdo con el informe del Banco Mundial, también hay más probabilidades de que las mujeres sean víctimas de violencia doméstica y sufran lesiones más graves. Y en casi todos los lugares la representación de las mujeres en la política y en puestos superiores de gestión en las empresas sigue siendo muy inferior a la de los hombres. La igualdad de género puede tener importantes efectos en la productividad.
Para que una economía aproveche todo su potencial, las habilidades y los talentos de las mujeres deben dedicarse a actividades que hagan un uso óptimo de esas capacidades. Sin embargo, esto no es siempre así, dice el informe del organismo financiero. Cuando hay una subutilización o una mala asignación de la fuerza de trabajo femenina -porque las mujeres se topan con discriminación en los mercados o en las instituciones de la sociedad, lo que les impide completar su educación, ingresar en determinadas ocupaciones y obtener la misma remuneración que los hombres- el resultado es una pérdida económica. En los últimos 25 años, muchas cosas han cambiado para mejor para las mujeres y las niñas de los países en desarrollo.
Por ejemplo, la esperanza de vida al nacer de las mujeres ha aumentado entre 20 y 25 años en la mayoría de regiones en los últimos 50 años, hasta alcanzar los 71 años en todo el mundo en 2007, en comparación con 67 años en el caso de los hombres. Los cambios han sido mucho más rápidos que cuando los países que hoy son ricos eran más pobres. Se necesitaron más de 100 años para que el número de hijas e hijos nacidos de una mujer en Estados Unidos disminuyera de 6 a 3; para la misma reducción se necesitaron poco más de 35 años en India y menos de 20 en Irán.
El mismo patrón puede observarse con respecto a la enseñanza primaria. En Estados Unidos se necesitaron 40 años (de 1870 hasta 1910) para aumentar de 57% a 88% la inscripción de las niñas de 6 a 12 años de edad; Marruecos consiguió un incremento similar para ese grupo de edad en poco más de una década (de 58% en 1997 a 88% en 2008).
En contraste con los ámbitos donde se han registrado grandes progresos, para muchas mujeres y niñas los cambios han sido lentos o no se han producido en absoluto respecto de muchas otras dimensiones de la igualdad de género. Las desventajas en materia de salud que se manifiestan en el exceso de mortalidad relativa de niñas y mujeres responden a esta categoría.
Las tasas de mortalidad de las niñas y mujeres en relación con las de los hombres son más elevadas en los países de ingreso bajo y medio que en los de ingreso alto. Para cuantificar este exceso de mortalidad femenina y descubrir las edades en que se produce, en el presente informe se cuantificó este exceso de mortalidad femenina para todas las edades y en todos los países en 1990, 2000 y 2008.
El exceso de mortalidad femenina en un año determinado representa el número de mujeres que no habrían fallecido en el año anterior si hubieran vivido en un país de ingreso alto, luego de considerar el entorno global de salud del país en que viven. A nivel mundial, el exceso de mortalidad femenina después del nacimiento y las niñas "de menos" al nacer representan anualmente casi 4 millones de mujeres menores de 60 años. Aproximadamente dos quintas partes de ellas no llegan a nacer, una quinta parte muere durante la infancia y la niñez y las dos quintas partes restantes lo hacen entre las edades de 15 y 59 años.