Es manifiesto el papel preponderante de China en la producción y el comercio mundial; su apertura comercial lo ha colocado como un actor relevante en la determinación de los precios y en el funcionamiento del mercado mundial. Pero en las finanzas internacionales no goza del mismo relieve y, en consecuencia, ha llevado una serie de políticas para hacerse con un puesto de mayor protagonismo.
Por un lado está la búsqueda de una moneda con mayor importancia a nivel mundial, mediante: una revaluación del renminbi que se debe, en parte por las presiones externas, en lo fundamental a tratar de enfriar a la economía, frenar la inflación, contribuir a detener el crecimiento de la oferta monetaria y a frenar el incremento del crédito que pudiera crear burbujas especulativas; y favorecer la conversión del renminbi en una moneda internacional. Y, también, por medio de una internacionalización del renminbi que planea extender su uso tanto en el comercio internacional como en las finanzas, principalmente de inversión.
Por otro lado se pretende que aumente la presencia como proveedor de recursos y prestamista por medio de: un fortalecimiento del mercado financiero interno; con una restructuración de su sistema bancario y el perfeccionamiento de los mercados financieros, fundamentalmente cambiario y de valores. En el mismo tenor se busca el fortalecimiento de su posición como prestamista e inversionista en el exterior; habría que destacar que el país está promoviendo el otorgamiento de préstamos en su moneda con el objetivo de impulsar el comercio con las naciones favorecidas y promover el uso del renminbi fuera de las fronteras, no sólo con vistas a su internacionalización sino como una vía para reducir el uso del dólar.
Otra gran iniciativa es la creación de un banco de desarrollo del grupo BRICS en 2013, que tendrá el objetivo de financiar obras de infraestructura en países en desarrollo y actuará como prestamista alternativo al Banco Mundial y a otros organismos internacionales.
Incluso en este momento es difícil pronosticar el futuro papel de China en la configuración político-económica mundial, pero su intensión de protagonismo está asentada varias décadas atrás. Es inminente su ascenso en fuerza política y económica, pero sus pretensiones deberían de ser motivo de arduo estudio.
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