¿Es posible que las economías mejoren al reducir las emisiones de carbono? La evidencia indica que sí.
En esta nota, Coral Davenport desecha en parte la idea errónea que tenemos al asociar grandes fumarolas de humo con empresas en funcionamiento y por ende con crecimiento económico, dado que esta idea ha permeado en el imaginario social desde la Revolución Industrial. Sin embargo, hoy en día es necesario replantearse esta imagen porque nos enfrentamos a la parodoja de a mayor crecimiento económico mayor explotación de recursos y mayor contaminación.
Dicho lo cual, el crecimiento o desarrollo económico que ha tenido la Tierra a lo largo de los años, está presentando sus rezagos al medioambiente. De este modo, la preocupación internacional para reducir los efectos nocivos del cambio climático, señalan como plan de acción la reducción de las emisiones de Dióxido de Carbono, empero, al tomar las medidas necesarias para reducir tales emisiones se estaría afectando directamente al crecimiento económico de los países.
A pesar de la anterior afirmación, Davenport, señala que no es del todo cierto, ya que 21 países han desvinculado la emisión de gases de efecto invernadero de su crecimiento económico; pero merece la pena destacar que no todas las economías del mundo actuarían de la misma forma, es decir, los resultados de una economía desarrollada no serían comparables a los resultados de una economía en vías de desarrollo.
Es preciso mencionar que hoy día, las alternativas y los esfuerzos en materia de cambio climático se vuelven urgentes y necesarias dado el contexto internacional que percibimos, es decir, cada vez son más evidentes los cambios de temperatura, los desastres naturales, la extinción de especies entre otros tantos fenómenos, lo cual abriría el camino para promover el uso de energías renovables o menos contaminantes, aunque es menester indicar que el cambio tendría que ser integral.