Los distintos acontecimientos poIíticos que se han produciendo estas últimas semanas en América del Sur modifican las expectativas en el futuro proceso de integración. En el campo internacional el multilateralismo comercial no pasa por su mejor momento.
EEUU ha tomado la decisión de llevar adelante acuerdos plurilaterales, especialmente para competir en mejores condiciones frente a China, que ostenta el primer lugar como exportador de bienes y de productos manufactureros. En el campo multilateral EEUU sufría las posiciones divergentes, especialmente de China e India.
En el campo regional el triunfo de Macri en la Argentina, la derrota del gobierno venezolano en las elecciones legislativas y, especialmente, la crisis política en Brasil marcan cambios significativos para el proceso de integración y los futuros acuerdos comerciales. La actitud del nuevo gobierno argentino con respecto al Mercosur es una incógnita. Lo que parece relativamente claro es que va a caminar en la línea de los EEUU, con un viraje muy profundo con respecto a los gobiernos kirchneristas. Las elecciones legislativas en Venezuela se realizaron sin fraude y en paz, con un contundente triunfo de la oposición. Las posiciones sobre política internacional del gobierno y la oposición son absolutamente distintas y no se nota en el horizonte ambiente de diálogo y acuerdos internos. Esto agrega incógnitas e incertidumbres. Pero sin duda, lo más relevante surge de la crisis brasileña. Sin Brasil no hay integración ni unidad regional, para ganar poder de negociación con el mundo desarrollado. Sin Brasil no hay posibilidades de avanzar en cadenas de valor que nos acerquen al mundo del conocimiento.
Uruguay tiene acuerdos comerciales con el Mercosur, tratados de libre comercio con México y Chile y diversos acuerdos en el ámbito de la Aladi. Hay corrientes dentro del gobierno y, seguramente, toda la oposición que están clamando por participar en los acuerdos comerciales que lleva adelante los EEUU. Quieren minimizar la dependencia con el Mercosur, porque éste no lleva adelante nuevos acuerdos en el campo internacional. Sin estos acuerdos Uruguay ha logrado obtener 178 mercados de destino de nuestras exportaciones. Es un logro muy positivo para la necesaria diversificación de nuestros mercados externos. Pese al número limitado de acuerdos comerciales Uruguay entre 2005 y 2012 tuvo un crecimiento de sus exportaciones de 16% acumulativo anual, lo que es un verdadero récord en la historia del país, con mucha ayuda del aumento de los precios internacionales de los principales productos de exportación. Vale la pena resaltar que Brasil se mantuvo como el principal comprador de bienes en este período de muy elevado crecimiento de las exportaciones y en consecuencia el Mercosur, con todas sus deficiencias, siguió contribuyendo enormemente al crecimiento del país.
La bonanza económica facilitó mejoras sustantivas en el campo social, pero al igual que el resto de la región no se aprovechó para los necesarios cambios en la estructura productiva y, especialmente, en la estructura de las exportaciones. Vivimos el mundo del conocimiento y de las innovaciones. De exportaciones de alta y media tecnología y de cadenas de valor. Integrarnos al mundo significa que Uruguay también tenga capacidad de exportar bienes y servicios de alta y media tecnología. Para ello es imprescindible participar en nuevas cadenas de valor que se inicien con procesos regionales con Argentina y, especialmente, con Brasil. El país va a seguir exportando por mucho tiempo recursos naturales, ojalá con incorporaciones tecnológicas y de valor agregado. Pero para desarrollarnos estas exportaciones deben complementarse con la incorporación a cadenas de valor, donde el país pueda lograr valor agregado y contenido tecnológico. Para esto se requiere un desarrollo productivo y nuevos procesos de integración, con dificultades en la actualidad.
Para un país pequeño como Uruguay le conviene las negociaciones multilaterales donde pueda tener un mayor margen de maniobra. Pero esto en la actualidad tampoco está funcionando. Le conviene negociar conjuntamente con el Mercosur para ganar poder de negociación. Negociar sólo es que también Brasil decida negociar solo y nos deje de lado. El horizonte es la integración y la negociación con el mundo desarrollado, con la mayor cantidad de países de la región. Unidad para negociar con EE UU, con la Unión Europea y con China. Si Uruguay decide entrar a la Alianza del Pacífico no va a tener mayores variaciones comerciales. Ya tenemos Tratados de Libre Comercio con Chile y con México. Vale resaltar que a México le exportamos licor de Pepsi Cola de la zona franca de Colonia y lácteos. Le compramos automóviles, celulares y electrónicos. No parece un acuerdo muy positivo. Tenemos acuerdos de rebajas arancelarias, vía Aladi, con Perú y Colombia. Todos los países de la Alianza del Pacífico tienen acuerdos comerciales con EEUU. Integrar la Alianza del Pacífico es una fuerte señal de participar en la línea de la política internacional de los EEUU.
Los acuerdos comerciales con los países desarrollados tienen diversos inconvenientes. Nos pueden dar cierta apertura a los rubros derivados de los recursos naturales mientras nosotros les damos apertura a rubros de alta y media tecnología. Se siguen manteniendo relaciones Centro-Periferia. A ellos les públicas no tengan privilegios, que el Estado minimice su participación, intervención y regulación, que la inversión extranjera directa tenga igualdad y no le fijen normas de desempeño, desean participar en las compras estatales y en la liberalización de los servicios. Todos estos factores pueden afectar el futuro desarrollo del país. Mientras tanto es importante intentar realizar acuerdos parciales, por ejemplo con China para colocar carne y otros productos sin aranceles como ya lo tienen Australia y Nueva Zelandia. Podrían ser acuerdos del estilo de los que China hizo bilateralmente con Argentina y Brasil. China es el primer comprador de la mayoría de los países sudamericanos. Hoy tenemos relaciones Centro-Periferia con China. Se podría explorar si se pueden realizar otros tipos de acuerdos, que no solamente nos compren recursos naturales o nos ayuden a la infraestructura, sino también a que los países de la región puedan vender, dentro de cadenas de valor, rubros con contenido tecnológico. Diversas publicaciones de la Cepal plantean estas posibilidades futuras con China. Habría que lograr acuerdos comerciales que nos permitan exportar rubros de alta y media tecnología.
Los acuerdos comerciales tienen pro y contras. Es un momento muy especial y muy difícil. El Frente Amplio debería debatir estos temas con el Poder Ejecutivo y con la bancada parlamentaria. En los tres ámbitos hay posiciones diferentes. El Frente Líber Seregni en el Ejecutivo, en la bancada y en la fuerza política se ha mostrado favorable a los acuerdos bilaterales con los países desarrollados. Seguramente el resto de los sectores políticos y las bases tengan una posición contraria.