Tras un buen 2017, las perspectivas económicas globales para este año y el que viene continúan siendo positivas, pero también hay una larga lista de incertidumbres, a las que se ha añadido recientemente, y con fuerza, la amenaza de una escalada proteccionista. Una de las buenas noticias económicas del pasado año fue que por primera vez en bastante tiempo se sincronizaron los ciclos económicos de las grandes áreas, con una mejora paulatina en los países emergentes, una desaceleración de China menor de lo previsto y un fuerte impulso de los más ricos, sobre todo de Europa. Esta mayor sincronización va a seguir presente en los próximos dos años, con ritmos de crecimiento global del 3,8%, según las previsiones de BBVA Research.
La economía americana se está viendo impulsada por la mejora de la confianza, unas condiciones financieras acomodaticias y el tirón de la economía global, que está arrastrando las exportaciones y la inversión. La reducción de impuestos aprobada en diciembre y el aumento de gasto (sobre todo en defensa e infraestructuras) no van a tener un efecto multiplicador importante sobre la economía, pero en el corto plazo pueden contribuir a alargar el buen momento cíclico.
China sigue creciendo claramente por encima del 6% anual, y ha empezado a aprobar reformas para asegurar un crecimiento con menores desequilibrios, sobre todo financieros, en línea con las líneas aprobadas en el congreso del PCCh de octubre, por lo que parece que su aterrizaje suave continuará.
Europa ha presentado datos peores en este primer trimestre del año tras un crecimiento muy fuerte en 2017, pero no se detectan debilidades internas que lleven a una desaceleración rápida en los próximos trimestres, por lo que parece que se trata de fenómeno temporal, como han destacado Mario Draghi y el FMI.
Por el lado de los riesgos, la inflación, una de las variables a vigilar, aún no ha aparecido, y en principio debería acelerarse sólo paulatinamente. Y los riesgos políticos siguen presentes, aunque han disminuido en Europa desde mediados de 2017 (con la excepción de Italia, que debe encontrar todavía una fórmula de gobierno).
Pero el proteccionismo es sin duda la variable que ha llegado hasta el primer puesto de la lista de riesgos. A pesar de que las medidas proteccionistas aprobadas hasta ahora son pocas, y en principio parece claro que la intención de la administración americana es forzar la negociación, el peligro de escalada proteccionista es real, con efectos sobre el crecimiento a largo plazo. Y, aunque se evite una guerra comercial, si la incertidumbre sobre la política comercial se prolonga puede tener muy pronto un impacto negativo sobre la confianza económica y la inversión.