Lo segundo que estamos aprendiendo es el uso
de la palabra “mundial”. Se habla de una crisis bancaria mundial. Hay una
crisis bancaria –de inversión, arrastrada por inversiones en derivados
crediticios vinculados a hipotecas– en Estados Unidos, España. Irlanda,
Alemania, Gran Bretaña e Islandia- Esto
es una “crisis bancaria mundial” que requiere del rescate inmediato para evitar
el “colapso mundial”. Durante la
segunda guerra mundial, los europeos entraron en guerra entre ellos y luego el
mundo tomó posiciones. Ese fue un sentido de “mundial”. En el beisbol, hay la
“serie mundial” que es básicamente Estados Unidos, México, el Caribe y Japón.
Cuando hoy se habla de crisis mundial la referencia es a una crisis
estadounidense que se ha contagiado
aquellos países con bancos que han estado más expuestos a derivados
crediticios vinculados a las hipotecas y cuyos sistemas bancarios han estado
aún más desregulados a la americana.
Tercero, cuando el pánico financiero opera, los
inversionistas salen de la bolsa de Nueva York, madre de todas las bolsas del
mundo y se retiran de todo el resto de las bolsas presionando sobre los tipos
de cambio de todo el mundo. Si los bancos centrales no intervienen se puede
producir un alza brusca de los tipos de cambio y generar pánico en el mercado
de divisas. Si los bancos centrales intervienen, deben estar dispuestos a
perder una porción significativa de las reservas con el objetivo que el impacto
inflacionario e una devaluación no llegue a la economía nacional.
Cuarto, cuando los inversionistas
estadounidenses esencialmente se retiran de los merados del resto del mundo,
venden moneda nacional en el resto del mundo y compran dólares de Estados
Unidos para regresar a casa mientras piensan donde y cómo colocan ese dinero
mientras pasa la crisis, Eso da el espejismo de un dólar fuerte por un periodo.
Como es absurdo un dólar fuerte en una crisis financiera que comienza en Estados
Unidos, en el siguiente momento los agentes venderán el dólar y comprarán
monedas más sólidas como el yen, el yuan o eventualmente algunas latinoamericanas
y por supuesto, oro. El momento cumbre del tsunami cambiario es cuando el dólar
aparece fuerte en medio de la crisis. Luego viene el temblor cambiario real del
dólar, moneda que tiene el problema económico.
Quinto, cuando hay una crisis bancaria en el
mundo que no incluye al G7, son crisis menores. Como efecto de la desregulación
bancaria de 1990-92 Amèrica latina se sumió en una crisis bancaria descomunal
cuando ocurrió la crisis asiática y el crédito interbancario sufrió un alza en
las tasa de interés. El efecto fue la quiebra masiva de bancos entre 1998 y
2002 en todas América latina menos México donde ya se había pasado por la
quiebra masiva en 1995. Fruto de esas quiebras las regulaciones se
fortalecieron y los requisitos de capital se aumentaron. Entonces aprendimos
que los bancos trasnacionales dejan de serlo cuando hay una crisis y que cuando
una sucursal quiebra, quien debe salvarlo es el gobierno del país y no la casa
matriz. Es decir un banco trasnacional
es la mejor inversión, ganas cuando ganas y cuando pierdes en un país, ellos
–el gobierno de ese país– te rescata. Las ventajas para un país de tener banca
trasnacional entonces quedó matizado.
Sexto, cuando en medio de los vaivenes de México
se discutió la necesidad de autorregulación bancaria y de auto supervisión, y
se organizó lo que se conoce como Basilea 2, quedó puesto en evidencia primero
que el FMI no servía para nada y segundo que los bancos podrían regularse de
forma voluntaria, levantar sus requerimientos de capital, moderar sus riesgos,
y sobre todo, tener carteras de inversión diversificadas alrededor del mundo
para tener estabilidad. Lo que la crisis del 2008 ha mostrado es que bajo este
paraguas, se terminó de desregular la banca en los Estados Unidos
permitiéndosele unir a la banca de inversión con la banca de inversión y a
estos se les permitió actuar en todos los mercados del mundo con un producto
toxico que son los derivados crediticios. Nadie se refiere a los derivados crediticios hoy por su
nombre sino únicamente como “Toxic waste”
(deshecho toxico). Quien más lo hace es el hombre que seguramente más promovió
dicho mercado, el ex presidente de Goldman Sachs y hoy secretario del Tesoro
encargado de rescatar a los bancos, Hank Paulson (HP).
Séptimo, el ingenioso concepto de que todo
tiene un mercado y por lo tanto, un crédito no es un activo bancario sino un
titulo valor que puede ser vendido, llevó a que los bancos comerciales se dedicaran
a prestar dinero para hipotecas, entre otras cosas, y luego las vendieran como
titulos valor. Las ganancias del banco están en las comisiones por emitir la
hipoteca, o la garantía en los casos de otras operaciones colateralizadas El banco comercial no asume su riesgo
crediticio. Muy ingenioso. Luego el concepto de que un banco de inversión, que administra
fondos de pensiones, fondos de inversión, fondos de cobertura diversos los
podría comprar fue aún más sensacional. Estos no habían prestado sino que
invertían en un titulo valor en el mercado. Aún más ingenioso fue crear un
mecanismo de seguro que podría cubrir la eventualidad de un impago. Cobrando
una prima ínfima por el seguro basada en la probabilidad del impago, en
operaciones que las casas de calificación de riesgo han aprobado y tipificado
como libre de todo riesgo, era una operación que generaría a las compañías de
seguros que entraran a ese mercado, una lonja de riqueza. La idea que ese
seguro podría ser vendido como un titulo valor que los bancos de inversión
podrían comprar o que los bancos hipotecarios podrían comprar como parte de su
cartera de inversiones fue aún más ingenioso. Finalmente el concepto que ese título
valor se podría prendar al igual que todos los demás títulos valor para tomar préstamos
para poder comprar más derivados financieros, fue sencillamente la cúspide de
la genialidad financiera. Detrás de toda esa genialidad probabilística modelada
con modelos basados en la fisica –porque los mercados funcionan como las ondas
sonoras– estuvo la automatización de los mercados. La mano del hombre podría
quebrar la perfección de todo este ingenio moderno que servía para brindar
ganancias a los inversionistas –fondos de cobertura, fondos de pensiones,
fondos de inversión etc. –. Y de pronto alguien tomó consciencia que detrás de
todo esto financiero y muy sofisticado operado automáticamente, había una
casa y que si el precio de esa casa baja, las garantías quedan sin respaldo y
el sistema se cae. Y se cayó con la ayuda de los sistemas automatizados.
La octava lección es que cuando todos los mercados están interconectados, todos los mercados de caen juntos y los sistemas nacionales que redujeron la irracionalidad del mercado mayor, se caen mas bruscamente que los otros. Aquellos que mantuvieron a sus sistemas financieros más regulados y mejor capitalizados resienten el efecto mucho menos. Aquellos donde no se hicieron inversiones en derivados financieros, quedan inmunes. Las compañías de seguros que compraron los derivados, quebraron, en Estados Unidos, en Japón y en Inglaterra.
La lección final es que la ansiedad por tener ganancias financieras alejadas de la producción y la creencia que eso podría permanecer de forma estable culmina cuando es evidente que todo tiene un precio en esta vida y que no hay ganancias sin riesgos. En ese momento regresa el Estado a salvar, rescatar y luego regular y nacionalizar y se vuelve a teorías económicas más vinculadas a la producción y la distribución y menos al intercambio. Del libre cambismo de Marshall y Pigou pasamos a Keynes y de Hayek, el consenso de Washington y Monte Pelerin pasaremos a bancos comerciales que asuman sus riesgos, sistemas regulados globalmente, una legislación financiera global, y sobre todo, un banco central global y una supervisora de bancos global. La autorregulación ha muerto, y con ella Basilea 2. El Consenso de Washington yace en un campo afuera del cementerio religioso, como los suicidas.