La producción de opio en Myanmar aumentó drásticamente tras el golpe militar de 2021, según informó el jueves la Oficina de la ONU contra la Droga, ya que la agitación política y económica empujó a los campesinos a cultivar esta planta.
La economía del país se ha paralizado tras la toma del poder por los militares en febrero de 2021 y los posteriores enfrentamientos entre la junta y los rebeldes antigolpistas.
Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) publicado el jueves, la superficie dedicada al cultivo de opio aumentó en un tercio, hasta algo más de 40.000 hectáreas, en 2021-22, la primera temporada completa de cultivo desde el golpe.
La producción potencial también se disparó casi un 90 por ciento en comparación con el año anterior, hasta las 790 toneladas.
Los resultados muestran que se está produciendo una "expansión significativa" de la economía del opio en Myanmar, según el informe de la ONUDD.
"Las perturbaciones económicas, de seguridad y de gobernanza que siguieron a la toma del poder por los militares en febrero de 2021 han convergido, y los campesinos... no han tenido otra opción que volver al opio", declaró Jeremy Douglas, representante regional de la ONUDD.
"El crecimiento que estamos presenciando en el negocio de la droga está directamente relacionado con la crisis a la que se enfrenta el país".
El informe, basado en imágenes por satélite y trabajo de campo, señala que la tendencia a la baja en la producción de opio observada entre 2014 y 2020 se ha invertido.
Golpe económico
La ONUDD calcula que la economía del opio en Myanmar tiene un valor de unos 2,000 millones de dólares, el equivalente a hasta el 3% del PIB del país en 2021.
A pesar del repunte de la producción, los precios del opio en la explotación también se han disparado hasta situarse en torno a los 280 dólares el kilo, según el informe, lo que supone un aumento del 69% respecto al año anterior.
En Afganistán, el principal productor mundial de opio, el precio a pie de explotación ronda los 203 dólares.
Sin embargo, según el informe, los mayores ingresos procedentes del opio no se traducen en un mayor poder adquisitivo para los campesinos, debido a la subida de los precios de la gasolina y los fertilizantes como consecuencia de la guerra de Ucrania.
La combinación de la pandemia y las secuelas del golpe de Estado golpearon la economía de Myanmar con una contracción del 18% en 2021, según el Banco Mundial.
Alrededor del 40% de la población vivía en la pobreza en 2022, y Douglas dijo que las dificultades financieras habían obligado a muchos trabajadores a abandonar las zonas urbanas para trabajar en el cultivo de adormidera en el campo.
Los campesinos necesitan ayuda externa para impulsar sus medios de subsistencia con otros cultivos que compitan con la economía del opio, afirmó el director de la ONUDD en Myanmar, Benedikt Hofmann.
"El cultivo de opio es en realidad una cuestión económica, y no puede resolverse destruyendo los cultivos, lo que sólo aumenta la vulnerabilidad", afirmó.
El informe citaba cifras del Comité Central para el Control del Abuso de Drogas de Myanmar, según las cuales a finales del año pasado se habían erradicado 1.403 hectáreas de adormidera, un 70% menos que el año anterior.
