Tras registrar un crecimiento decepcionante en los últimos años, la actividad económica de América Latina sigue apuntando hacia una recuperación gradual (crecimiento del PIB de 1.2% en 2017 y 1.9% 2018), conforme la economía mundial cobra fuerza y las recesiones en unos cuantos países de la región llegan a su fin, en particular Brasil y Argentina.
No obstante, el crecimiento a largo plazo sigue siendo débil por la baja productividad, lenta recuperación de la inversión y un espacio fiscal limitado para respaldar la demanda de los países exportadores de materias primas. Pero, dado que la inflación ha estado moderándose rápidamente, la política monetaria puede apoyar la recuperación.
El FMI, considera que este es el momento de acelerar la puesta en práctica de reformas estructurales necesarias para garantizar un crecimiento sostenible e inclusivo.