El trabajo de la reforma financiera no está completo, pues la implementación debe continuar para consolidar el progreso obtenido y construir un sistema financiero que pueda tener un crecimiento sólido, equilibrado y sostenible para todas las economías desarrolladas y emergentes.
De acuerdo con Mark Carney, el éxito se reflejará en un sistema financiero mundial que maximice su potencial para garantizar que la infraestructura de pagos sea segura y eficiente; las empresas puedan acceder al capital de trabajo que necesitan para operar; los ahorros líquidos se transformen en préstamos a largo plazo; los principales mercados funcionen de forma constante para permitir diversificar y administrar los riesgos; y la asignación de capital se determine de manera eficaz a través del mundo.
Finalmente, se trata de una agenda con proporciones grandes, sin embargo al fijar las líneas de falla que causaron la última crisis se han creado bases sólidas para un sistema financiero verdaderamente global que puede beneficiarnos a todos.