La importancia que ha cobrado el riesgo deflacionario global, explicaría los motivos de la reunión de presidentes de bancos centrales de Estados Unidos, Alemania, Francia, Inglaterra, Canadá y Japón. Y, el presidente del Banco central europeo, Mario Draghi.
Si bien los banqueros centrales concuerdan con la filosofía mercantilista de seguir inyectando liquidez al sistema financiero, por el tenor de los discursos de la FED y del Banco Central Europeo, “hasta donde sea necesario”, se identifican matices en la aplicación del QE.
Yellen espera poder releer el rol de la FED el mercado laboral. Y vaya que lo necesita ya que enfrenta, según sus propios términos, una lenta disminución de la tasa de desempleo y de la infrautilización de los recursos humanos, con muchos trabajadores atascados en empleos a tiempo parcial”. El tamaño de la QE inyectada en 5 años tiene un costo de oportunidad social y económico en relación al pírrico decrecimiento del desempleo.
Existe coincidencia al señalar que los trabajadores desplazados del sistema laboral activo, muestran una situación social relacionada al surgimiento de una nueva clase social precaria (Precariat social class) , sin derechos o protección social y sin libertad económica, situación que viene siendo la antítesis de una clase proletaria como la prevista en la sociedad de bienestar, representada por sindicatos de trabajadores, como fuerza de balance al deterioro de los ingresos derivados de trabajo y las condiciones de vida.