Alberto Graña sostiene que a partir de la crisis, se han evidenciado espacios de disputa por el control del aparato del Estado y, en particular, por el control de las políticas fiscales y monetarias, sobre todo en aquéllos países en situación o camino de deflación.
Las políticas económicas de austeridad fiscal han traído consigo, la efervescencia de movimientos sociales que han puesto en cuestión el funcionamiento del sistema vigente. Las políticas han quedado sometidas a "una interacción de tres vías": entre Estados (naciones), ETN y corporaciones nacionales.
En cuanto a la globalización, es importante apuntar que se trata de un proceso que enmarca dos aspectos: 1) un proceso micro económico liderado por las corporaciones trasnacionales y 2) un proceso de regionalización económica y espacial llevada a cabo sobre la base de la suscripción soberana de diversos tratados de libre comercio de jure o de facto entre países o bloques de países.
Por otro lado, se define el poder económico a nivel global como: la capacidad que mantienen las ETN y las instituciones financieras sistemas internacionales, para efectivamente orientar, hacia objetivos pre-determinados la División Internacional del Trabajo. De ahí que se parta que las tres fuerzas capaces de mover los sistemas sociales son: el poder económico, el poder político y el poder del conocimiento, a lo anterior se añade el poder de los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías de información y comunicación.
Finalmente, se puntualiza que un rasgo reciente de la globalización, es que se trata de un "fenómeno circular y acumulativo" que consiste en la "convertibilidad" (mutación) del poder económico acumulado, en este caso, con base al capital originario de las privatizaciones gracias a la intervención del poder político de diversos gobiernos.