El presente documento analiza los beneficios y costos de una unión bancaria en la zona euro, argumentando que esta ayudaría a contener los riesgos sistémicos y frenar el riesgo moral con topes comunes y redes de seguridad. El contar con un solo mecanismo de resolución que atendiera las debilidades con una red de seguridad común ayudaría a prevenir corridas de depósitos minoristas que podrían desbordar la capacidad de cualquier país.
La crisis fiscal y financiera en la zona euro ha puesto de manifiesto las deficiencias críticas en la arquitectura financiera de la región así cómo su estabilidad. Con la unión bancaria lo que se buscaría es crear un mecanismo eficaz que de solución, que facilite la intervención de manera oportuna para hacer frente a los bancos débiles que presenten problemas y así evitar el contagio a través del sistema.
La crisis ha obligado un replanteamiento de las instituciones necesarias para mantener el euro como moneda común. La extensión de la discusión sobre los marcos fiscales e instituciones para el sector bancario es un paso importante. La unión bancaria no se presenta como una panacea a la crisis que actualmente está aconteciendo en la euro zona, pero puede ser fundamental en la lucha contra la crisis actual.
Si bien hay muchas cuestiones que abordar, el FMI recomienda que una unión bancaria sea necesaria para la zona euro, dada la fragmentación financiera que se está viviendo, el estrés y la fuga de depósitos. La unión bancaria aunque es deseable plantea problemas más complejos, entre ellos la interacción de los múltiples bancos centrales. Esta interacción tiene consecuencias para la función del prestamista de última instancia y la relación entre las políticas macroeconómicas.
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