La sequía en la región amazónica y los apagones masivos obligan a la petrolera Petroecuador a paralizar pozos, dejando de producir decenas de miles de barriles al día. El analista José Orellana dijo a Sputnik que la baja en la producción es de 35.000 barriles diarios desde enero y atribuyó el problema a la falta de inversión.
La sequía que afecta a la región amazónica de Ecuador no solo provoca apagones y problemas energéticos al país, sino que también profundizó los problemas de la petrolera estatal Petroecuador que podrían, incluso, comprometer el futuro del país como exportador de petróleo.
A través de un comunicado, Petroecuador confirmó el 6 de septiembre que la sequía que afecta desde hace meses a la región de Orellana (en el este ecuatoriano) y más precisamente al río Napo, ha obligado a la compañía a cerrar pozos ubicados en la zona. La medida, según la propia empresa, redunda en una reducción de la producción en unos 4.300 barriles diarios de petróleo.
Para peor, la propia compañía indica que, debido a las condiciones climáticas en la zona, "no existe una fecha estimada de mejora del nivel del río para que el abastecimiento de combustible vuelva a la normalidad".
Pero lo ocurrido con el río Napo puede ser solo una cuenta más en un collar de malas noticias para Petroecuador. Según datos del analista petrolero ecuatoriano Nelson Baldeon, un apagón masivo ocurrido el 7 de septiembre provocó la paralización temporal de otros pozos de Petroecuador, provocando que ese día se extrajeran 11.895 barriles menos en todo el país.
En diálogo con Sputnik, el experto ecuatoriano en temas petroleros, José Orellana, advirtió que la baja en la producción petrolera de la empresa resultó en 35.000 barriles diarios menos en promedio, si se considera desde enero hasta septiembre de 2024.
Además, podría haber otros 50.000 barriles diarios menos cuando el país acabe de cerrar el bloque 43 ITT, un yacimiento cuya explotación fue limitada en un plebiscito realizado en 2023.
El experto puso énfasis en que la baja del precio internacional del petróleo hace más preocupante la disminución en la producción. En ese sentido, recordó que el descenso en el precio se siente particularmente en países productores de petróleo como Ecuador, dado que "un barril de petróleo compra cada vez menos".
En efecto, si bien la baja en el precio del petróleo puede redundar en una disminución del precio de los combustibles, sobre todo las gasolinas Eco, Extra y Super para los consumidores, actualmente el precio del barril WTI, utilizado como referencia por Ecuador, está por debajo de la cifra utilizada en el presupuesto nacional ecuatoriano.
De todos modos, Orellana consideró que el problema de fondo en la baja de la producción petrolera ecuatoriana es la falta de inversiones.
Para el experto, revertir la situación Ecuador requiere de captar "grandes inversiones para incrementar la producción en campos maduros, así como la exploración y producción en campos nuevos". Sin embargo, advirtió que ese tipo de inversiones no llegarán antes de que finalice el proceso electoral que el país tiene fijado para 2025.
En un artículo para el medio ecuatoriano Expreso, Orellana consideró que si llegan al país inversiones que sirvan para aumentar la producción de petróleo, comenzarán a operar recién en 2026, siempre y cuando el país logre generar estrategias que permitan atraer a grandes petroleras privadas al país.
Para Orellana, la crisis energética solo ahondará la problemática, dado que los problemas con la electricidad impulsan al sector privado a utilizar generadores diésel. Esa nueva demanda alimenta la necesidad de Ecuador de importar cada vez más combustibles.
En efecto, la brecha entre exportaciones e importaciones de combustible se achican cada vez más en Ecuador. El diario Expreso consigna que, mientras la balanza comercial petrolera tenía un saldo favorable de 7.710 millones de dólares en 2013, se redujo a 1.695 millones de dólares en el primer semestre de 2024. El medio advierte que, de acuerdo a analistas económicos, se espera que Ecuador deje de ser un país exportador de petróleo en los próximos años, para pasar a importar más de lo que exporta.