La mayor economía europea emitió 761 millones de toneladas de gases de efecto invernadero el año pasado, sólo una tonelada menos que en 2021 y superando el objetivo de 756 millones de toneladas, dijo el think tank energético Agora Energiewende en un comunicado.
Las emisiones de CO2 están estancadas en un nivel elevado, a pesar de que el consumo de energía de los hogares y la industria ha disminuido significativamente, dijo el director de Agora en Alemania, Simon Mueller.
Se trata de una señal de alarma con respecto a los objetivos climáticos, añadió.
El Gobierno alemán se había propuesto reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 40% para 2020 en comparación con los niveles de 1990, pero aún no ha logrado la hazaña.
Para 2022, Alemania logró una reducción del 39% respecto a los niveles de 1990, según cálculos de Agora.
El retroceso se produce a pesar de una caída récord del 4,7% en el consumo de energía el año pasado, en parte como respuesta a la subida de los precios del combustible a causa de la guerra en Ucrania.
Pero el ahorro de energía se vio anulado por la decisión del Gobierno de quemar más carbón y petróleo para compensar la pérdida de suministro de gas natural ruso, según Agora.
El giro hacia los combustibles fósiles también eclipsó otro hito: las energías renovables representaron el 46% del suministro eléctrico alemán el año pasado, un máximo histórico.
El aumento se debió principalmente a las favorables condiciones meteorológicas para la energía eólica y solar, según Agora.
El Canciller Olaf Scholz ha subrayado repetidamente que la vuelta a los combustibles fósiles es una medida temporal provocada por una crisis energética, y que su gobierno sigue comprometido con la lucha contra el calentamiento global.
Alemania sigue aspirando a eliminar progresivamente las centrales eléctricas de carbón para 2030 y a ser neutra en emisiones de carbono para 2045.
Pero según Agora, Berlín necesita acelerar drásticamente la expansión de las energías renovables este año.
Para cumplir los objetivos clave fijados para 2030, Alemania tendría que duplicar su producción de energía solar y más que triplicar la capacidad de energía eólica.
El Ministro de Energía, Robert Habeck, declaró que el Gobierno presentará en marzo sus propios cálculos de CO2 para 2022.
Insistió en que Alemania está en el buen camino, pero reconoció la necesidad de seguir actuando, sobre todo para reducir las emisiones del sector del transporte.