Resumen
Del 2002 al 2007, EEUU y los mayores países occidentales vivieron un inédito periodo de expansión de la inversión y aumento de la deuda, que multiplicó muchas, muchas veces el consumo improductivo en relación con el ingreso real de las familias e instituciones públicas y privadas, lo que aumentó artificiosamente el valor real de los bienes inmuebles. Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007, la velocidad de la caída del valor de los inmuebles es mayor incluso que en 1929.Aunque se sabe lo que prometió Barack Obama durante la contienda electoral respecto de la economía –de lejos, el tema central de campaña–, se puede suponer también que los márgenes de maniobra de las políticas fiscal y monetaria que heredará son muy, pero muy estrechos. Más aun después del aumento de la deuda pública para financiar las mega pérdidas privadas bancarias, los mayores costos de las guerras de Irak y otras guerras (que son las utilidades de Halliburton una de las mayores proveedoras del Pentágono, propiedad del actual Vicepresidente Dick Cheney), la seguridad social y la salud. EEUU, Japón y la UE se debaten en una situación en la que los instrumentos de política tradicionales, basados en el control de la inflación e incentivos tributarios para aumentar de demanda agregada de corto plazo, se vuelven inoperantes, porque el problema central ahora es evitar el desenlace de la crisis sistémica bancaria (peligro de descalabro del sistema financiero mundial, “global financial meltdown”, en inglés) que alimente la recesión en la que ya se encuentran también Alemania e Inglaterra, y con particularidades, la UE.
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