El anuncio de Obama de una propuesta para la reforma financiera no ha caído muy bien a los mercados. Desde el año pasado el presidente de los Estados Unidos ha enfocado este objetivo como una de sus prioridades.
Suceda lo que suceda con los mercados, es importante llevarla a cabo, ya que si bien se evitaron mayores quiebras bancarias con el rescate a bancos con el programa TARP (programa de alivio de activos en problemas, por siglas en inglés), las condiciones que llevaron a la crisis siguen vigentes.
El juicio a Goldman Sachs, único banco de inversión que obtuvo ganancias en medio de la crisis inyecta una fuerte dosis de credibilidad a la propuesta de regulación. Actualmente, personajes del mundo financiero aprueban la necesidad de los cambios en la legislación, sobre todo de los derivados financieros.
Esta semana probablemente sea sometida nuevamente en el Senado la iniciativa, a falta de 2 votos en el primer intento. Leer