La reactivación de la economía alemana después de la segunda posguerra estuvo relacionada con la voluntad política de las grandes potencias en reestructurar su deuda: Londres, febrero de 1953. Hecho fundamental olvidado en la actualidad por las autoridades de la Troika y traído a colación por Alexis Tsipras en su visita más reciente visita al Parlamento Europeo.
El alivio de la deuda de la República Federal Alemana (RFA) fue posible gracias a que se perseguían los siguientes objetivos: 1) un reembolso adecuado manteniendo un alto nivel de crecimiento, 2) restaurar la solvencia mejorando los niveles de vida de la población y 3) negociación justa teniendo en cuenta los problemas económicos de Alemania.
La deuda reclamada a Alemania previa a la guerra era de 22,600 millones de marcos - incluyendo intereses. La deuda después de la guerra se llegó a estimar en 16,200 millones de marcos. Gracias a un acuerdo alcanzado en Londres el 27 de febrero de 1953 estos montos lograron reducirse a 7,500 y 7,000 millones de marcos respectivamente: una reducción del 62.6%.
Se permitió que Alemania reembolsara su deuda en moneda nacional, que redujera su nivel de importaciones mientras acreedores reducían su nivel de exportaciones, además de autorizársele vender sus productos en el extranjero con el objetivo de conseguir una balanza comercial positiva. Es decir, se tuvo en cuenta la capacidad de pago alemana en función de poder cubrir sus deudas a partir del estado de su balanza de pagos actual.
Los principales problemas a los que había que hacer frente eran: 1) la futura capacidad productiva, 2) posibilidad de vender mercancías alemanas en el exterior, 3) las condiciones futuras del comercio mundial y 4) las medidas fiscales y económicas endógenas para asegurar un superávit exportador.
El servicio de la deuda correspondiente tomaba en cuenta los adelantos en la reconstrucción del país y los ingresos por exportación: la relación entre el servicio de la deuda e ingresos por exportación no debía superar el 5%. Además de una reducción de la tasa de interés, que osciló entre el 0 y el 5%.
Nada más alejado de la realidad que aqueja hoy en día a los países de la periferia europea, en especial a Grecia. Cierto es que las condiciones que permitieron otorgar ciertas concesiones a la economía alemana en la segunda posguerra guardan su especificidad histórica. Sin embargo, la experiencia cobra vigencia en esta crisis y es sólo la movilización social la que podrá reformularla en los tiempos actuales: suspensión del reembolso de la deuda, abrogación de las medidas antisociales y una auditoría ciudadana que permita eliminar la deuda ilegítima.
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Revise también la parte II de la serie: Grecia-Alemania: ¿Quién debe a quién? Los acreedores protegidos y el pueblo griego sacrificado (II)