Las diversas facetas de la crisis europea

La recesión en las economías de Europa afecta no solo a aquellas que están dentro de la moneda en común sino a las 27 naciones integrantes de la Unión Europea; como ejemplo, la economía británica registró dos trimestres consecutivos de contracción (el último del 2011 y el primero del 2012).

Las estimaciones de la agencia Bloomberg informan que la economía de la zona euro probablemente continuará en el primer trimestre del 2012 la contracción de 0.3 por ciento que se confirmó a finales del 2011, promoviendo una tasa de desempleo del 10.8 por ciento. La falta de confianza y expectativas de crecimiento se resumen en los planes de austeridad pactados por la Troika (Fondo Monetario Internacional, Unión Europea y Banco Central Europeo) los cuales han fomentado un entorno de inestabilidad política en la región.

El semanario alemán Der Spiegel-Online afirma que las autoridades de Berlín están quedándose sin aliados en la crisis del euro. El gobierno holandés, uno de los aliados más fieles al gobierno de Merkel, ha manifestado a través de Geert Wilders, fundador del xenofóbico y neofascista Partido de la Libertad, que es necesario ceder "ante los dictadores de Bruselas" que reclaman una reducción del presupuesto como parte del plan de austeridad para bajar el déficit fiscal. En Francia, el candidato del Partido Socialista François Hollande, ganador en la primera ronda de las elecciones presidenciales ha prometido a los votantes a un entorno económico que deje a un lado la austeridad que dicta la Troika y el gobierno de Merkel.

Lo preocupante de la situación es el resurgimiento de partidos de extrema derecha con retóricas xenófobas, fascista y nazistas, como es el caso del partido francés Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, que en los comicios de la primera ronda presidencial se convirtió en la tercera fuerza electoral del país galo con el 17.9 por ciento de los votos, siendo una de sus propuestas abandonar el euro y los Tratados europeos, cerrar las fronteras a los inmigrantes y practicar un nacionalismo retrogrado.

Si los gobiernos como el de Holanda no están dispuestos a respetar la regla que limita el déficit fiscal al 3.0 por ciento del producto interior bruto (PIB), establecida hace 15 años, por qué, se pregunta el semanario alemán Der Spiegel, deberían cumplirla naciones como Grecia, España, Portugal e Italia que tienen problemas económicos de dimensiones superiores.

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