En nuestros días, las maniobras financieras y el apalancamiento de deuda desempeñan el papel otrora jugado por las conquistas militares. Su objetivo sigue siendo controlar la tierra, la banca comercial y la política del banco central. Esa conquista financiera se logra pacífica y aun voluntariamente, más que militarmente. Pero el propósito es el mismo: hacer pagar a las poblaciones sujetas en calidad de deudoras y de socias comerciales menores y dependientes.
Las endeudadas -economías anfitrionas se hallan en una posición similar a la de los países vencidos. Su excedente económico es transferido financieramente al exterior, mientras que, en el interior, los deudores pierden soberanía sobre sus propias políticas financieras, económicas y fiscales. La infraestructura pública es puesta en almoneda y adquirida por compradores extranjeros: a crédito y pagando unas tasas de interés y unas amortizaciones sujetas a desgravaciones fiscales nacionales pero pagadas a extranjeros