El 15 de octubre de 2008, los líderes del G8 presentaron una Declaración sobre la economía Global 1. En ella se manifiesta que están “unidos para cumplir con la responsabilidad compartida de solucionar la crisis actual, fortalecer las instituciones financieras, reestablecer la confianza en el sistema financiero y proveer una base económica sana para los ciudadanos y los negocios”
Se celebra el Plan de Acción que los ministerios de finanzas y los bancos centrales del G7 acordaron el 10 de octubre de 2008 2 para salvar el sistema bancario, y que el FMI respaldó. Dicho plan busca “estabilizar los mercados financieros, reestablecer los flujos de crédito y apoyar el crecimiento económico global”. Para esto, los gobiernos del G7 expresan “un fuerte apoyo al FMI en su rol crítico de asistencia a los países afectados por la agitación. Nosotros aceleraremos la implementación completa de las recomendaciones del Foro de Estavbilidad Financiera (FSF) y estamos concientes de la necesidad apremiante de reformar el sistema financiero”.
La declaración pide intensificar los esfuerzos para llevar a buen término las negociaciones de la OMC ya que –menciona– la liberalización comercial y de inversiones ha permitido elevar los estándares de vida y sacar a millones de personas de la pobreza. “Reafirmamos que las economías abiertas y los mercados bien regulados son esenciales para el crecimiento, el empleo y la prosperidad.
Dicen que las discusiones sobre los cambios que
deben realizarse en la regulación y el régimen institucional del sistema
financiero mundial, campo en el que el FMI y el FSF se han esforzado, deben
incluir a los países desarrollados y en desarrollo.
Finalmente, llaman a una reunión con países claves en un futuro cercano para adoptar “una agenda de reformas para enfrentar los retos del siglo XXI”.