El proyecto europeo entraña en sí mismo contradicciones cuyo reflejo actual es la crisis de la Zona Euro: analizar estas estructuras bajo la perspectiva de la longue durée del capitalismo y el marco teórico-conceptual de los sistemas-mundo es posible bajo la mirada siempre crítica del economista egipcio Samir Amin.
Hay quienes sostienen que Europa posee un poder (potencial) similar al de Estados Unidos dada su importancia económica. Falso. Desde la conformación del orden mundial de la segunda posguerra, Europa ha quedado subordinada a los intereses de Estados Unidos y más recientemente, junto con Japón, ha construido una especie de imperialismo colectivo (la famosa tríada) en aras de subordinar a los países del Sur y los movimientos anti-sistémicos.
La construcción del "proyecto europeo", dista mucho de tener intereses sociales en su seno, más bien ha sido a sido a favor del capital monopolista -particularmente a partir del Tratado de Maastricht - europeo, que bajo la ideología de la globalización neoliberal ha logrado extender sus dominios a la periferia europea - cancelando todo tipo de desarrollo económico con características endógenas - y a gran parte del resto del mundo.
La reconstrucción/reconfiguración del proyecto europeo, dista mucho de ser posible en términos prácticos, tendrían que darse, de base, dos grandes transformaciones, a saber:1) que la construcción europea transnacional reconozca la soberanía de los Estados nacionales - junto con la diversidad de intereses - y a partir de ello redefina su funcionamiento y 2) que el capitalismo, como marco general, fuera limitado a trabajar de una manera diferente a la lógica dictada hasta ahora por el capital monopolista.
No se observa por ningún lado el interés de los gobiernos en realizar cambios en este sentido, y tampoco un movimiento de masas -organizado - con un programa de lucha coherente de la magnitud que amerita el desafío.
La integración europea ha acentuado la brecha entre el Oriente/Sur y el Occidente regional, se difundió de forma mediática la idea de ampliar la "ciudadanía europea" a la periferia con base al progreso económico y valores democráticos, mientras en la práctica, se imponen los dictados del liberalismo económico. La Zona Euro vino a profundizar esta tendencia: el BCE tiene prohibido prestar a los gobiernos nacionales y sí lo hace a la banca privada, que ha sido la más beneficiada de la crisis.
Texto en inglés completo da clíck aquí